El día que Schumacher creyó tener que tirar la toalla de 1999


Después del Gran Premio de Europa de 1999 en el circuito alemán de Nurburgring, el campeonato de pilotos se lo jugaban Mika Hakkinen (McLaren) y Eddie Irvine (Ferrari), que apenas estaban separados por dos puntos (62 frente a 60).
La situación en el campeonato de constructores tampoco era muy diferente. Los de Woking aventajaban a los de Maranello por ocho puntos (110 – 102). Y a dos carreras para el final, la lucha se avecinaba intensa.
¿Y cómo es que Irvine estaba peleando por el título? El irlandés tomó las riendas de Ferrari tras un brutal accidente de Michael Schumacher, que sufrió diversas fracturas en el Gran Premio de Gran Bretaña disputado el 11 de julio. Desde entonces habían pasado seis carreras sin la presencia del Kaiser.
Irvine, que hasta antes del infortunio del alemán solo había ganado una carrera esa temporada (la primera, en Australia), se apuntó dos más en Austria y Alemania, que sumados a su constancia en el resto del curso le permitieron no perder el rastro del finlandés.
Después de la visita a Nurburgring, Ferrari esperaba que Michael Schumacher estuviera listo para reincorporarse para las carreras de Malasia y Japón con la intención de ayudar a su escudería. Durante su ausencia fue reemplazado por Mika Salo, que apenas consiguió dos podios en Alemania e Italia, siendo además las únicas carreras en las que puntuó.
Para saber si el alemán podía estar de vuelta, la marca italiana organizó un test privado en Mugello el 4 de octubre de 1999, donde evaluaron el estado físico de su piloto.
La prueba no comenzó como ellos esperaban y tras 15 giros, el Kaiser impactó contra las barreras protectoras. Schumacher salió sin complicaciones del coche y volvió al circuito para seguir con la prueba, con otro monoplaza.
Pero ese mismo día, Ferrari anunció que el por entonces bicampeón del mundo no regresaría para el final de temporada.
Michael Schumacher, Eddie Irvine, Ferrari
“Puedo entender que algunas personas estén decepcionadas porque no voy a estar en Malasia y Suzuka y solo puedo decir que yo mismo estoy decepcionado por eso, pero ya lo he dicho antes: la gente espera que haga mi trabajo de la mejor forma posible, y ahora mismo no puedo hacer eso de manera consistente en una carrera entera. Puedo hacerlo durante cinco vueltas, y en carrera mis rivales no irán más lento solo porque yo no pueda ir más rápido”, dijo Schumacher tras el test.
“No fue una experiencia agradable (el test) porque todos los pensamientos que tuve en Silverstone vuelven inmediatamente y eso no ayuda”.
Pero para él, la condición física se había convertido en un impedimento importante y no se sentía al 100%.
“Normalmente hago fácilmente dos, tres horas de ciclismo con un ritmo cardíaco muy alto. Ahora soy capaz de montar en bici con un ritmo cardíaco bajo, realmente muy bajo y aun así tengo problemas en mi rodilla”.
“Estoy harto de este ir y venir porque ha sido muy difícil para mí. En un momento te sientes muy bien, crees que puedes hacerlo y me subo a la bici y hago el programa de entrenamiento, pero después me piden que retroceda un poco, y duele mucho pasar por este escenario todo el tiempo, porque intento prepararme, pero no puedo”.
Algunos apuntaron que su decisión estaba basada en no querer ayudar a Irvine en la lucha por el campeonato, pero el alemán calló esos rumores cuando finalmente decidió correr en Sepang y Suzuka.
El Kaiser volvió y logró dos segundas plazas, pero Irvine solo consiguió la victoria en Malasia y un tercer puesto en Japón, con lo que la diferencia de dos puntos se mantuvo, permitiendo el segundo título de Hakkinen.
Pero algo bueno sí provocó el regreso de Schumacher, porque Ferrari remontó en el campeonato de constructores para lograr su primer cetro tras una sequía de 16 años.


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