“Adaptarse o morir”, es una frase popular en el mundo empresarial, pero, parafraseando las famosas palabras de Mandy Rice-Davies, “eso dirían ellos, ¿no?”. El cambio se justifica solo, sobre todo cuando una empresa compra a otra y hay egos en juego. Son muchos los directivos, sobre todo los de la cúpula, a los que les gusta citar a la obra de Sun Tzu, la de ‘El arte de la guerra’.
Por lo tanto, las grandes adquisiciones se desarrollan de acuerdo con la psicología de la guerra, con un ganador y un perdedor, con el primero de ellos que aporta la mentalidad de que todo lo que estaba haciendo el segundo estaba mal, porque han perdido, ¿no?
Esa parecía ser la situación que se vivía en 2017, cuando Liberty Media comenzó el proceso de adquisición del control total de los derechos comerciales de la Fórmula 1 a través de un complicado acuerdo que implicaba 4.400 millones de dólares en efectivo, acciones de nueva emisión y deuda. Cuando se anunció el acuerdo, el papeleo de los estadounidenses señalaba la llegada de Chase Carey como presidente, mientras que Bernie Ecclestone permanecía como consejero delegado, y “deseaba trabajar” con el nuevo régimen.
Al cabo de unos meses, el británico ascendió a la categoría de “presidente emérito”, en preparación para ponerle el proverbial reloj de oro en la muñeca y acompañarle a la puerta de salida. Sean Bratches también llegó e impulsó una renovación total de la marca que incluía un nuevo y controvertido logotipo en aquella época, y una documentación sobre la propuesta de marca que incluía aspiraciones francamente desconcertantes y en gran medida sin sentido, como “oler el petróleo”.
La percepción generalizada en aquel momento era que se trataba de un grupo de forasteros que no sabían nada de Fórmula 1 ni de su funcionamiento, pero que no iban a dejar que eso les impidiera cambiarlo todo de todos modos, porque habían “ganado”. En realidad, había mucho que arreglar. Bernie Ecclestone tenía un enorme punto ciego cuando se trataba del público joven, ¿por qué preocuparse por la gente que no podía permitirse un Rolex?
La mitad de la parrilla estaba al borde de la insolvencia por culpa de un acuerdo comercial injusto. Las cifras de audiencia televisiva estaban en declive, principalmente porque el Gran Circo se trasladó a plataformas de suscripción, aunque la tendencia era culpar a la falta de espectáculo en pista.
Gran parte de lo anterior fue responsabilidad del inglés y CVC Capital Partners, el fondo de capital riesgo en cuyas manos había puesto la propiedad de los derechos comerciales con la esperanza de que le mantuvieran al mando como principal especulador. La empresa financió la compra con deuda y siguió enriqueciéndose a lo largo de su mandato mientras cargaba el negocio con más deuda.
Por tanto, los veteranos del paddock esperaban más de lo mismo con el nuevo propietario, y esos pronósticos parecían cumplirse cuando se anunció una nueva ampliación del calendario a destinos como Arabia Saudí. Sin embargo, muchos de los cambios demostraron ser prudentes, deshaciendo oportunidades perdidas por Bernie Ecclestone porque no supo discernir el retorno inmediato de la inversión.
La Fórmula 1 abrió la participación en las redes sociales, relajó su política de tolerancia cero con los derechos de autor en YouTube, mejoró la retransmisión televisiva y permitió la entrada de las cámaras de Netflix. Sean Bratches se marchó a principios de 2020 para “pasar más tiempo con su familia” y Chase Carey hizo lo propio a finales de año.
Entre sus últimos actos antes de anunciar el traspaso a Stefano Domenicali como nuevo presidente y consejero delegado estaba sortear la amenaza existencial que suponía la pandemia de la COVID-19. Eso requirió mucha ingeniería financiera dentro del imperio, y la negociación de un límite presupuestario y un nuevo y más equitativo Pacto de la Concordia, que no solo rescató a varios equipos del olvido, sino que los puso en el camino de convertirse en franquicias lucrativas.
La Fórmula 1 confirmó que el italiano, cuyo contrato expiraba a finales de este año,firmó una extensión que le mantendrá en el cargo hasta 2030. Es sin duda el hombre adecuado para el puesto, ya que cuenta con una amplia experiencia práctica en el Gran Circo, desde la planta de producción en adelante, además de haber ocupado cargos de responsabilidad fuera de la pecera del automovilismo.
Durante el mandato de Stefano Domenicali, la audiencia aumentó enormemente, el calendario se amplió a nuevos mercados, incluidos destinos tan preciados como Miami y Las Vegas, y el campeonato firmó lucrativos acuerdos de patrocinio con empresas como Aramco y LVMH. Los cínicos tendrían razón al señalar que gran parte de ese crecimiento puede atribuirse al “efecto Netflix” y a la explosión de interés en Estados Unidos que siguió a ‘Drive to Survive’.
No cabe duda de que la marea alta levanta todos los barcos, pero el italiano también volcó su energía en programas cuyos resultados positivos a menudo se veían oscurecidos por la división política, con la educación, el impulso hacia la “red cero” y una mayor diversidad e inclusión. Puede que los habladores murmuren de tonterías, pero se trata de iniciativas que tienen beneficios empresariales a largo plazo, además de valor social.
La amplia experiencia de Stefano Domenicali le permite atraer a nuevos inversores y ganarse el respeto de los entendidos, lleva el tiempo suficiente como para saber cómo funciona la Fórmula 1, pero no le asustan los cambios y está dispuesto a comprometerse.
“Su puerta siempre está abierta para nosotros como pilotos y es muy fácil hablar con él”, dijo Oscar Piastri. “Muy receptivo a nuestras ideas y preocupaciones si tenemos alguna, así que estoy muy contento de que se quede por mucho tiempo”.
“Es una gran noticia”, continuó George Russell. “Porque este deporte está en el mejor momento de su historia. Desde que Stefano [Domenicali] está al timón, ha ido viento en popa. Siempre tiene ideas para hacer crecer el deporte, como ya he dicho, ahora mismo está en su mejor momento, pero no piensa detenerse aquí, está pensando en el futuro, en cómo podemos seguir creciendo, y también en la estabilidad y la transparencia de un líder como él, creo que todos los equipos y pilotos le apoyan plenamente”.
Por si ese respaldo de un director de la GPDA no fuera suficiente, la concisa valoración de Lewis Hamilton fue: “Gracias a Dios que se queda, porque es bueno tener un líder neutral y bueno al timón”.
De manera extra oficial, los expertos señalan la voluntad del italiano de escuchar y trabajar con todas las partes interesadas para mejorar el espectáculo, incluido el desarrollo iterativo del formato de fin de semana al sprint. Al comienzo se vio como una imposición inoportuna y potencialmente costosa, y rechazado como un truco sin sentido por una gran parte de los aficionados, algo que maduró hasta un punto en el que es ampliamente aceptado. La mayoría de los promotores de carreras también lo aceptan.
Antes de su paso como comisario de monoplazas de la FIA y CEO de Lamborghini, era una figura popular en el paddock. Se le podía ver corriendo por los circuitos una tarde, mucho antes de que se hiciera popular, ya que ascendió en las filas de Ferrari, y el respeto por él solo creció cuando presentó una dimisión por principios como director del equipo en 2014, en lugar de verse obligado a culpar y despedir a personal clave por el bajo rendimiento de esa campaña.
Entre los próximos retos de Stefano Domenicali hay uno que afecta al corazón del negocio de Liberty Media, los derechos de televisión. En la era de Bernie Ecclestone, la prioridad era exprimir al máximo el valor vendiendo al mejor postor, incluso si eso significaba relegar la Fórmula 1 a canales de televisión de pago que eran demasiado caros para el gusto general.
En la actualidad, la retransmisión lineal está en declive a medida que la gente “corta el cordón” en favor de las plataformas digitales que ofrecen contenidos a la carta. Los jóvenes hace tiempo que abandonaron la televisión convencional en favor de los medios digitales y los contenidos sociales, y el italiano señaló en una reciente presentación de resultados que 230 millones de personas veían los resúmenes de las carreras en YouTube.
Para el titular de los derechos comerciales, el giro hacia las ofertas digitales, incluido su propio servicio de F1 TV, supone un conflicto potencial con las organizaciones que pagaron por los derechos de televisión tradicionales, así como con los medios de comunicación en general. En los primeros años de la era Liberty hubo mucho revuelo cuando se dictaminó que los equipos de televisión y los “talentos” de la Fórmula 1 debían tener acceso prioritario durante las entrevistas programadas con los pilotos. Con Stefano Domenicali disminuyó la sensación de que el Gran Circo intenta expulsar a todos los demás.
El italiano también consiguió que las relaciones con la FIA vuelvan a ser más estables después de que el presidente del organismo rector protagonizara varias intervenciones polémicas y de gran repercusión en lo que la Fórmula 1 consideraba su negocio. Solo por eso, los accionistas de Liberty Media dormirán felices por las noches…
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En este artículo
Stuart Codling
Fórmula 1
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