Renault presentó su prototipo Emblème durante el Salón de París. Visto sin más, este coche eléctrico sostenible con carrocería shooting brake de 4,5 metros bien pudiera parecer un mero ejercicio de diseño que marque las próximas líneas de diseño del fabricante francés. Y lo es.
Pero, asimismo, el Emblème es toda una declaración de intenciones. De entrada, tecnológica, ya que recurre a dos fuentes de energía y ofrece más de 1.000 km de autonomía. Y, por otro, este vehículo reduce hasta en un 90% las emisiones de efecto invernadero durante toda su vida útil.
Vamos con los datos. Como hemos dicho, el Renault Emblème es un coche eléctrico de 4,8 metros de largo -ocho centímetros más que todo un Renault Espace- y 1,52 metros de altura, pero con una distancia entre ejes de hasta 2,90 metros, que garantiza un amplio habitáculo.
Eso no es óbice para que el maletero de este prototipo alcance los 556 L de capacidad, a los que se suman otros 74 L disponibles en el hueco bajo el capó delantero.
Más allá de eso, el diseño de este coche apuesta por una silueta de formas curvas pero afilada, con una nueva firma lumínica frontal, incluyendo el logo de la marca iluminado; a lo que suma unos originales pilotos traseros con iluminación en forma de ‘N’ invertida o unas distintivas llantas de 22”, pero cerradas para favorecer la aerodinámica.
Pero lo más interesante está bajo el capó. El Renault Emblème incluye un motor eléctrico de 215 CV que no sólo está alimentado por una batería, en este caso una de 40 kWh de capacidad y con la que promete “varios cientos de kilómetros” de autonomía.
El Emblème cuenta con dos formas de energía y la segunda se trata de un depósito de hidrógeno de 2,8 kg con el que, alimentando su motor eléctrico y recurriendo asimismo a su batería, logra una autonomía superior a los 1.000 km.
Además, y dado el uso del hidrógeno, el último coche eléctrico de Renault no requiere una recarga eléctrica, sino que puede repostar hidrógeno, algo que hará en menos de cinco minutos. Con cada repostaje, el Emblème podrá recorrer 350 km.
Parte de esta autonomía se explica por la cuidada aerodinámica del Embléme, inspirada en los F1 y con un CX de sólo 0,25; pero también por su escaso peso, que se queda en 1.800 kilogramos. Todo un logro para un coche eléctrico de esa longitud.
El peso es uno de los aspectos en los que Ampere, la división eléctrica del Grupo Renault y la creadora de este prototipo; más ha trabajado.
Así, por ejemplo, y para mantener esa baja cifra en báscula, Renault ha colaborado, entre muchas otras, con empresas como ArcelorMittal, que ha facilitado el acero reciclado utilizado en su carrocería y que ha ahorrado hasta un 8% del peso respecto a un coche convencional.
Otro ejemplo de esto son las puertas de aluminio fabricadas por el especialista Constellium, que también ha recurrido al aluminio reciclado; un tercer ejemplo, pero no el último son las propias llantas de aleación, ultraligeras y construidas en un 70% de aluminio reciclado.
Pero la reducción del peso ha sido sólo uno de los caminos que ha seguido Renault para lograr un coche lo más sostenible posible. Y no sólo durante su proceso de fabricación sino durante toda su vida útil.
Así, si durante ella -calculada para 15 años y 200.000 kilómetros recorridos-, un Renault Captur con motor térmico emitiría un total de 49 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, Renault calcula que, durante el mismo ciclo, el Emblème tan sólo emitirá 5 toneladas.
En total, una reducción de casi el 90% de emisiones que se deben a un estudiado proceso formado por cinco fases, desde el diseño ecológico a la selección de recursos, pasando por una producción respetuosa con el medio ambiente -se ha logrado una reducción del 70% en la huella de carbono sólo en la producción de todas las piezas-, un uso igualmente ecológico y el reciclaje del coche al final de su vida útil.
Y hablando de esto último, hasta el 50% de los materiales utilizados para realizar el Emblème son reciclados.
La tecnología presente en la carrocería y en planta motriz del último coche eléctrico de Renault se ha llevado también a su interior, en donde destaca un habitáculo realizado con materiales naturales y que evitan las emisiones contaminantes durante su tratamiento, como el lino o las fibras de piña.
Pero si algo destaca en el habitáculo del Emblème es la pantalla panorámica que, con una anchura de 1,2 metros y hasta 12 cm de altura, se prolonga por encima del salpicadero. En ella, el conductor irá obteniendo, proyectada en la misma, toda la información necesaria para su viaje.
En esta pantalla, denominada openRlink, también encontraremos, en ambos extremos, las imágenes captadas por las cámaras exteriores; situadas a modo de retrovisores y que permiten mejorar la aerodinámica del vehículo.
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