Título: Renault y ZF le dan la vuelta a la tortilla creando coches híbridos avanzados a partir de eléctricos

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Los primeros coches eléctricos producidos en masa, como el Nissan Leaf de 2010 y el Volkswagen e-Golf de 2014, presentaban limitaciones significativas en cuanto a autonomía. El Leaf, por ejemplo, homologaba una autonomía de 160 km, que en condiciones reales se reducía a aproximadamente 120 km, mientras que el e-Golf ofrecía entre 134 km y 201 km según la versión. Estas restricciones generaban una notable inquietud entre los conductores, especialmente en trayectos largos o en áreas con escasa infraestructura de recarga. Además, la velocidad de carga era considerablemente más lenta en comparación con el repostaje de vehículos de combustión, lo que dificultaba aún más los desplazamientos prolongados. A pesar de estas limitaciones, estos modelos pioneros sentaron las bases para el desarrollo y la mejora de los vehículos eléctricos actuales, que ofrecen autonomías superiores y una infraestructura de carga en constante expansión.

La industria automotriz ahora presenta soluciones para ampliar la autonomía de los vehículos eléctricos sin necesidad de rediseños significativos. En el Salón del Automóvil de Shanghái 2025, se presentaron dos propuestas clave: el sistema híbrido “plug&play” de Horse Powertrain (una joint venture de Renault y Geely) y el nuevo extensor eléctrico de ZF. Estas tecnologías incorporan un pequeño motor térmico con generador a la arquitectura de vehículos eléctricos, permitiendo cubrir cientos de kilómetros adicionales con un consumo moderado.

Horse, creada por Renault y Geely, tiene la capacidad de fabricar 3,2 millones de motores térmicos al año y propone un generador eléctrico alimentado por un pequeño motor de combustión. Este módulo compacto se atornilla al chasis de cualquier vehículo eléctrico, por ejemplo, en lugar del motor eléctrico delantero, transformándolo en un híbrido de autonomía extendida. La propuesta busca reducir el tamaño de la batería (hasta un 50% menos de celdas) a costa de unos 200 km de alcance eléctrico puro, y cubrir el resto con el extensor térmico, alcanzando un total de aproximadamente 800 km.

El sistema de Horse entrega unos 50 kW (equivalente a 68 CV) continuos (hasta 80 kW en versiones comerciales) para recargar la batería. Con esta contribución, el coche eléctrico puede superar los 800 km de rango, combinando la batería y el motor de combustión, el cual opera siempre en un régimen de alta eficiencia para ahorrar combustible. Este motor se apaga y se enciende según las necesidades, logrando que el vehículo se mueva siempre con tracción eléctrica, similar a un eléctrico de autonomía extendida.

El extensor de Horse es ‘plug&play’, lo que significa que se integra en arquitecturas eléctricas existentes sin necesidad de cambios estructurales profundos. Además, puede instalarse en coches inicialmente diseñados para motores de gasolina, acelerando así la electrificación de modelos tradicionales. Horse destaca que su sistema es compatible con múltiples combustibles (gasolina, metanol, etanol E85 o sintéticos) y puede operar como un híbrido paralelo o como un extensor de autonomía puro.

Al reducir el uso de baterías en un 50% (los componentes más costosos y pesados), los fabricantes pueden disminuir significativamente los costos. Además, aprovechan sus líneas de producción existentes de motores de combustión interna (ICE) y vehículos eléctricos (EV), donde Renault integra estos motores a través de Ampere, su división de vehículos eléctricos. Para los usuarios, la ventaja es contar con un coche eléctrico que ofrezca un alcance adicional sin depender exclusivamente de la recarga rápida. Por ejemplo, un coche urbano con una batería pequeña y un extensor podría recorrer cientos de kilómetros diariamente en modo eléctrico y solo encender su motor térmico en viajes largos, minimizando así los costos energéticos.

Por su parte, la empresa alemana