El Gran Premio de Mónaco siempre guarda un aura especial. Para algunos, es un escenario de gloria; para otros, una pesadilla sobre asfalto estrecho y muros sin perdón. Carlos Sainz ha vivido un poco de ambas este viernes en las calles del Principado, donde ha arrancado el fin de semana con fuerza en los Libres 1, pero ha acabado perdiéndose en una FP2 que le ha dejado con más preguntas que respuestas.
En la primera sesión, el madrileño dio motivos para el optimismo. Terminó séptimo con un neumático más duro que muchos de sus rivales —incluido un sorprendente Alexander Albon, que fue cuarto— y, pese a ello, se quedó a tan solo medio segundo del más rápido del día, su excompañero Charles Leclerc. A simple vista, parecía que el Williams tenía algo guardado.
“Empezamos en los Libres 1 con un coche que no me daba mucha confianza, pero que era definitivamente muy rápido”, explicó Sainz tras bajarse del coche. “Sentí que estaba en los tiempos bastante pronto, aunque necesitaba trabajar un poco más para encontrar un mejor setup y ganar confianza”.
Sin embargo, todo cambió en la segunda sesión. En un intento por mejorar ese equilibrio aún imperfecto, Sainz y su equipo introdujeron cambios que no funcionaron. El resultado fue un 13º puesto, a casi ocho décimas de un Leclerc que corre en casa y que parece haber despertado al Ferrari en el momento justo. Sainz terminó incluso por detrás de Albon otra vez, aunque esta vez la diferencia entre ambos fue de solo dos décimas.
“Probamos algunas cosas en los Libres 2 para intentar mejorar, y no funcionaron. Me hicieron perder confianza y también perdí los aspectos positivos que tenía el coche en la FP1”, reconoció. “Ahora toca mirar a mañana para ver si podemos volver a algo más parecido al coche de la FP1 y encontrar un poco más de velocidad”.
El reto es mayúsculo. Porque en Mónaco, no solo se lucha contra el cronómetro, sino también contra el tráfico infernal que convierte cada intento de vuelta limpia en una ruleta rusa.
“¿Difícil hacer una vuelta limpia con 20 coches en pista? Sí. Cuando hay 15 o 18 coches rodando a diferentes ritmos, se convierte en una pesadilla. En fin, típico de Mónaco”, comentó resignado.
Sainz incluso lanzó una propuesta con tono de súplica, que muchos pilotos han compartido en el pasado pero que la Fórmula 1 aún no ha adoptado: “Espero que algún día tengamos clasificación por grupos aquí, porque simplificaría todo muchísimo y nos haría la vida más fácil a todos”.
La realidad, sin embargo, es que Williams parece estar nuevamente en la pelea por meter a sus dos coches en Q3, algo que ya no sorprende en 2025. Pero, al menos en este circuito, Ferrari ha dado un paso al frente, y parece poco probable que los de Grove puedan repetir la hazaña de clasificarse por delante de los de Maranello, como sí ocurrió en las últimas citas.
Con Leclerc en estado de gracia en casa y Sainz buscando recuperar la versión de sí mismo que se vio en la primera sesión, la clasificación del sábado se presenta tan ajustada como impredecible. Y en Mónaco, eso solo puede significar una cosa: drama garantizado.
En este artículo
Pol Hermoso
Fórmula 1
Carlos Sainz
Williams
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