Con el despido de Christian Horner como jefe de equipo llega el fin de una era en Red Bull Racing. El británico ha formado parte de todo el desarrollo del equipo, un proceso que incluye dos periodos de éxito —con Sebastian Vettel primero y más tarde con Max Verstappen—, pero también el reciente declive del equipo. La narrativa dirigida a los accionistas tailandeses, según la cual los miembros que se marcharon no eran indispensables y Horner era la clave del éxito, ya no se sostenía en 2025.
El deterioro en menos de dos años ha sido inmenso. Si en 2023 Red Bull ganó todas las carreras salvo una, ahora, a mitad de temporada, ya ha tenido que renunciar a ambos títulos mundiales. Esto habla, por un lado, del gran progreso de McLaren F1, pero también refleja claramente la decadencia de Red Bull. Y ese declive es complejo. Otros equipos han avanzado más en el desarrollo continuo en las dos últimas temporadas, y la evolución del RB21 parece haberse estancado, una vía sin salida cuyo final era solo cuestión de tiempo. El coche sigue siendo rápido, sí, pero la ventana en la que rinde bien es extremadamente reducida. No han logrado ampliar esa ventana sin comprometer el rendimiento global, mientras que McLaren sí lo ha conseguido: tiene un coche versátil y con un pico de rendimiento alto.
En el apartado operativo también han ido claramente a menos este año. Las paradas en boxes han fallado varias veces, con Miami y Bahrein como ejemplos más claros. De hecho, Bahrein ha sido el punto más bajo de Red Bull en lo operativo esta temporada, y la estrategia tampoco ha estado siempre al nivel habitual. La elección del neumático duro en Barcelona, por ejemplo, fue uno de los factores clave que llevaron al incidente entre Verstappen y George Russell.
Todo esto demuestra que Red Bull ya no es el mismo equipo que hace dos años, y esto probablemente no puede desligarse de la marcha de figuras clave. La complejidad y variedad de los problemas indica, en primer lugar, que 2025 es una temporada perdida. Antes del parón veraniego, Red Bull aún presentará algunas mejoras, pero como ya adelantó Helmut Marko, no cambiarán el rumbo del campeonato. Esté Mekies o Horner al mando, eso no marcará una gran diferencia en el desenlace de este año. En segundo lugar, esa misma complejidad demuestra que no hay una solución rápida. Las raíces del problema son profundas, y construir un nuevo éxito llevará tiempo.
Paradójicamente, fue el propio Horner quien describió esto con claridad durante la rueda de prensa de la FIA en Silverstone, sin saber aún que sería su última como jefe de equipo de Red Bull. “Recuerdo que Dietrich Mateschitz me dijo: ‘No necesitamos al mejor piloto si aún no tenemos el mejor coche’. En aquella primera etapa se trataba de construir el equipo. Este deporte funciona por ciclos. Hemos tenido dos ciclos muy exitosos y ahora debemos construir un tercero”, dijo Horner. Esa es exactamente la situación actual de Red Bull, aunque ese tercer ciclo deberá construirse sin Horner.
Foto de: Red Bull Content Pool
El fundamento de este nuevo ciclo debe sostenerse en cuatro pilares: el proyecto propio de motor, el departamento técnico, la cultura del equipo y los pilotos. Pero en 2025 la situación es distinta a la que describía Mateschitz hace veinte años. Entonces, Red Bull tenía que demostrar que podía construir un coche competitivo, y fichar a Adrian Newey era más importante que contar con una estrella al volante. Ahora, Red Bull ya tiene esa estrella, y el equipo depende en gran medida de ella. Si se duplicaran los puntos del segundo piloto (solo siete tras la salida de Yuki Tsunoda), Red Bull sería último en el Mundial de Constructores.
Retener a Verstappen es, por tanto, clave para el futuro inmediato, especialmente porque su salida no supondría solo reemplazar a un piloto. Verstappen es actualmente el único que puede sacar partido al coche. No es que el monoplaza se haya desarrollado exclusivamente para él, pero se ha creado una especie de círculo vicioso. Como Verstappen ha sido el único que ha rendido en los últimos años, Red Bull ha tenido que maximizar su potencial. Eso ha condicionado la dirección del desarrollo, algo lógico, pero que hace aún más difícil la vida del compañero de equipo. Así se refuerza la imagen de que Verstappen es el único que funciona, y el círculo vuelve a empezar.
Esto significa que el equipo tendría que reinventarse si Verstappen se marcha. Quizás les ayude el hecho de que en 2026 el reglamento cambiará por completo, lo que exige, de por sí, repensarlo todo. Sin embargo, el problema del segundo asiento persiste. Como ya reconocen los responsables de Red Bull —incluidas las interesantes declaraciones de Marko tras el test de McLaren con Alex Dunne—, ese problema está ligado al coche. Mekies, acostumbrado a trabajar con jóvenes talentos en Racing Bulls, conoce bien a Tsunoda, pero tampoco es una solución inmediata. Tsunoda terminará el año, pero la renovada dirección de Red Bull aún debe decidir qué hacer con ese asiento en 2026, cuando Honda —y con ella un importante socio de Tsunoda— ya no esté.
Dos temas son especialmente importantes a largo plazo, empezando por el proyecto de motor propio. El responsable de Ford, Mark Rushbrook, ha explicado a este medio que Red Bull Powertrains-Ford está alcanzando la mayoría de sus hitos, pero que es imposible para un recién llegado conseguirlos todos de inmediato. En su última rueda de prensa, Horner también moderó las expectativas. No dijo directamente que Red Bull Powertrains lo tendría difícil, pero jugó con las palabras: “Si en 2026 estamos por delante de Mercedes, sería vergonzoso”. Se trata, en parte, de gestionar expectativas. Durante una visita a la fábrica de Red Bull Powertrains se repetía una frase: “Nuestro lema debe ser: prometer poco y ofrecer mucho”.
Y hay algo de verdad en ello. Parece improbable que Red Bull y Ford superen desde el principio a marcas con décadas de experiencia. El propio equipo lo reconoce como un proyecto a largo plazo. “Es fantástico tenerlo todo bajo un mismo techo, que la gente del chasis esté al lado de la del motor. No se puede subestimar el valor de eso cuando se trata de integrar el motor en el coche”, dijo Horner. “Si pueden comunicarse mientras toman un café, eso es inestimable. Eso dará frutos. Tal vez no en 2026, pero sí en 2027, 2028 y más allá. A largo plazo, esta es sin duda la decisión correcta para Red Bull”.
Pero requiere tiempo, así que tampoco aquí cabe esperar milagros inmediatos. Red Bull ha iniciado este camino para no depender más de terceros, como ocurrió cuando Renault falló al comienzo de la era híbrida o cuando Honda, en plena pandemia, anunció su salida. La integración a la que se refiere Horner puede ser muy beneficiosa en el futuro, pero hará que 2026 sea un enorme desafío.
Foto de: Peter Fox / Getty Images
En los años en que Renault no cumplía, Red Bull seguía teniendo un gran chasis y un paquete aerodinámico excelente. Pero eso también está ahora en entredicho. Desde Miami 2024, Red Bull está en dificultades y su departamento técnico no ha conseguido revertir la situación. La nueva dirección debe preguntarse: ¿dónde está el problema?, ¿se debe a herramientas que ya se han quedado obsoletas o a las personas?
En cuanto a personal, Red Bull ha perdido figuras clave como Adrian Newey y Rob Marshall. Cuando Motorsport.com le preguntó a Verstappen si Marshall estaba marcando la diferencia en McLaren, su respuesta fue reveladora: “Parece bastante evidente, ¿no?”.
Una gran pérdida para Red Bull. Sin embargo, Horner insistía en que aún había mucha “fortaleza y profundidad” en el equipo técnico. Preguntado por este medio sobre de dónde sacaba esa confianza en que el grupo actual pudiera revertir la situación, respondió en Austria: “Fundamentalmente seguimos teniendo al mismo grupo de personas que hace dieciocho meses desarrolló un coche que ganó todas las carreras menos una. Esa gente no se ha vuelto incompetente de la noche a la mañana”. Es cierto que nombres como Pierre Waché, Ben Waterhouse y Paul Monaghan siguen en el equipo, pero sin Newey —que según Waché era quien los “retaba” a diario—, ahora tienen mucho que demostrar.
Desde dentro del equipo se apunta a las instalaciones, en especial al anticuado túnel de viento, como causa principal. En ese sentido, 2026 será una prueba de fuego. Horner ha explicado varias veces que la correlación entre teoría y práctica es más problemática cuando se trata de ajustar los últimos porcentajes bajo un reglamento estable. En los primeros pasos de una nueva normativa, como la de 2026, ese hándicap debería ser menor, como ocurrió en 2022. Pero eso también implica que no habrá excusas. Si en 2026 el chasis y el paquete aerodinámico siguen fallando, no podrán culpar únicamente al túnel de viento. La nueva instalación debería estar operativa el próximo año, pero su impacto real se notará sobre todo en el coche de 2027.
El panorama general indica que Red Bull se encuentra en una especie de fase de transición. Tener éxito en 2025 es algo que prácticamente se puede descartar —salvo alguna victoria aislada—, y el próximo año dependerá sobre todo de su propio proyecto de motor. Esto hace que probablemente Mekies no pueda tener un gran impacto inmediato en el rendimiento en pista. Todo en la Fórmula 1 lleva tiempo, pero eso no significa que este cambio no sea importante. La fase de transición es crucial, como ha demostrado McLaren reconstruyendo tras tocar fondo.
Este es precisamente un período importante para que Red Bull aprenda de cara al futuro. Esto aplica tanto a la pregunta de por qué técnicamente llevan un año y medio sin dar con la tecla —y más importante aún: qué se puede hacer al respecto de forma estructural— como también en cuanto a la cultura del equipo. La lucha interna por el poder no ha beneficiado al equipo, y por tanto Red Bull necesita sobre todo calma, con todos remando en la misma dirección. Esa será posiblemente la tarea más importante para Mekies en estos meses. No mejorará los resultados a corto plazo, pero sí es un requisito para poder hacerlo a largo plazo. O como dijo Horner: este es el momento para que Red Bull construya una nueva etapa. Solo que esa construcción se hará sin Horner, y lo crucial será si se hace con o sin Verstappen.
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