Este experto en transporte es rotundo: "no existen obstáculos técnicos, los camiones eléctricos no necesitan nuevas tecnologías"

Este experto en transporte es rotundo: "no existen obstáculos técnicos, los camiones eléctricos no necesitan nuevas tecnologías"

Durante años, la electrificación del transporte por carretera ha estado rodeada de escepticismo. A diferencia del coche particular, los camiones son vehículos que recorren distancias mucho mayores, con necesidades energéticas elevadas y una operativa exigente. Sin embargo, el avance tecnológico ha desmentido muchas de las dudas iniciales. Y según varios expertos, electrificar el transporte pesado ya no es una cuestión de «si», sino de «cuándo».
Uno de los que lo afirma con rotundidad es Anders Grauers, profesor de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) y una autoridad reconocida en vehículos eléctricos, infraestructuras de carga y eficiencia energética en flotas comerciales. En declaraciones a Electrive, Grauers asegura que “la electrificación de los camiones no tiene ya obstáculos técnicos reales”.
Lejos de tratarse de una utopía, Grauers sostiene que hoy existen varias tecnologías plenamente funcionales para el transporte pesado: desde los camiones eléctricos de batería con carga estacionaria, hasta los que emplean hidrógeno o incluso los sistemas de carreteras eléctricas.
“Hace 20 años se decía que era imposible. Hoy ya tenemos dos o tres soluciones que funcionan. Solo falta elegir cuál es la más adecuada para cada caso”, señala. Marcas como MAN Truck & Bus o Volvo ya están en fase avanzada de desarrollo y producción de este tipo de vehículos. Incluso Tesla ha puesto sobre la mesa su Semi, un camión eléctrico que, aunque polémico, sigue atrayendo la atención del sector.
Pese a este optimismo, muchos operadores logísticos siguen percibiendo barreras técnicas. Para Grauers, parte de ese escepticismo proviene de una expectativa poco realista sobre la velocidad del cambio.
“Uno de los problemas es que queremos una transición muy rápida”, advierte. “Pero las grandes transiciones tecnológicas no suelen serlo. Forzarla puede generar rechazo. Necesitamos paciencia, aunque también acciones concretas para acelerarla”.
Entre esas acciones, menciona la importancia de difundir el conocimiento, realizar demostraciones a gran escala y diseñar políticas públicas específicas que impulsen la electrificación.
“He trabajado con fabricantes, operadores de flotas y proveedores de puntos de carga en proyectos reales. Funcionan. La tecnología está lista. Solo falta escalarla con decisión”, insiste.
Más allá del coste económico, el gran enemigo de la electrificación en los vehículos comerciales es el peso de las baterías. En los coches particulares, este factor es menor, pero en camiones puede afectar directamente a la carga útil.
“Para los camiones, el peso de la batería es un factor limitante. No es solo una cuestión de precio”, explica Grauers. “Si fuera únicamente por el coste, las baterías actuales ya permiten cubrir una jornada completa con un margen de beneficio”.
Esto obliga a buscar un equilibrio entre capacidad, peso y durabilidad. Reducir el tamaño de la batería abarata el vehículo, pero también acorta su vida útil. Por eso, según el experto, “aumentar el tamaño un 20 o 25 % puede resultar rentable si no hay problema de peso, porque alarga significativamente su vida útil”.
Además, no todos los camiones requieren grandes autonomías. Para muchos, recorrer 300 kilómetros al día es más que suficiente, lo que hace viable una electrificación con baterías de tamaño contenido.
El coste total de propiedad —el conocido Total Cost of Ownership o TCO— es el parámetro decisivo para muchas empresas a la hora de invertir en vehículos eléctricos. Y dentro de ese cálculo, el coste y la estrategia de recarga juegan un papel fundamental.
“El mayor reto es implementar sistemas de carga inteligentes que no interfieran en la productividad”, apunta Grauers. “Para la mayoría de transportistas, bastará con tener carga diaria en su base y usar puntos públicos si cambian los planes”.
Sin embargo, en el transporte de larga distancia, la situación es más exigente. Se estima que entre el 40 y el 50 % de la energía diaria deberá recargarse en infraestructuras públicas, que aún no están completamente desplegadas.
“Nuestros estudios muestran que el precio de la recarga pública debe bajar a la mitad para que los camiones eléctricos de larga distancia sean una inversión atractiva”, señala el investigador sueco.
La electrificación del transporte pesado es uno de los pilares para alcanzar los objetivos climáticos globales. Y aunque todavía hay desafíos por resolver —como el coste, la infraestructura o la adaptación operativa—, el consenso entre expertos es claro: la tecnología ya está lista.
El próximo paso será político, económico y logístico. Pero no técnico. Y eso, en sí mismo, ya es un avance monumental.
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