Ante la ralentización de la demanda de vehículos eléctricos, varios expertos sugieren que los híbridos convencionales, los no recargables, podrían actuar como un catalizador para impulsar la implantación de los propulsados únicamente por baterías.
Actualmente, la mayoría de los compradores no se plantean dar el salto a un vehículo alimentado exclusivamente por baterías, pero sí están interesados por la hibridación. Los híbridos no enchufables (HEV), que no precisan de un cambio especial en los hábitos de conducción, son los más demandados. También los híbridos enchufables (PHEV), que son un paso más hacia convertir la recarga del coche en un proceso habitual, están aumentando su ventas.
El mayor hándicap que encuentran los conductores en un coche eléctrico (BEV) ya no es el cambio de hábitos, sino la recarga. No solo por la cantidad de puntos existentes, sino por los tiempos de espera, en muchas ocasiones impredecibles, que impiden programar los desplazamientos o, incluso algo peor, improvisarlos.
Una batería de silicio utiliza este material en lugar de grafito en el ánodo. Esto le permite almacenar más energía y cargar mucho más rápido. Además, las baterías de silicio facilitan una carga ultrarrápida, reduciendo significativamente el tiempo necesario para recargar, lo cual ayuda a superar la ansiedad por la autonomía y puede hacer que los vehículos eléctricos sean más asequibles y de mejor rendimiento.
Esta tecnología se postula como el próximo estándar para el almacenamiento de energía. “Tiene el potencial de impulsar la demanda de vehículos híbridos a corto plazo, facilitando el camino hacia la electrificación total”, asegura Grant Ray, jefe de estrategia global del fabricante de materiales para baterías Group14, una empresa con sede en Woodinville, Washington.
Las investigaciones y el desarrollo de baterías de silicio, las posicionan como el próximo estándar para el almacenamiento de energía en vehículos eléctricos. Sus ventajas sobre los materiales tradicionales y su disponibilidad son sus principales argumentos.
El silicio tiene una capacidad diez veces mayor que el grafito para almacenar iones de litio, lo que se traduce en una densidad energética hasta un 50% mayor una mayor densidad energética y, por lo tanto, mayor autonomía para el vehículo.
La reducción de los tiempos de recarga cambia por completo la percepción que la mayoría de los potenciales compradores tienen de los vehículos eléctricos. “Elimina la ansiedad por la autonomía», explica Ray porque “cuando se puede cargar un vehículo eléctrico tan rápido como llenar un tanque de gasolina, se supera el mayor hándicap de la movilidad eléctrica”.
La carga rápida también permite a los fabricantes utilizar paquetes de baterías más pequeños manteniendo las autonomías actuales, reduciendo los costes de producción lo que lleva a que los vehículos eléctricos puedan ser más asequibles. “Los ánodos de silicio ofrecen una salida de potencia mucho mayor, lo que mejora la aceleración y el rendimiento».
Ray afirma que la hoja de ruta para la adopción de vehículos 100% eléctricos “podría acelerarse a medida que más fabricantes de vehículos eléctricos incorporen baterías de silicio”. Añade que “cuando se puede cargar un vehículo eléctrico casi por completo en 10 minutos o menos (gracias al material de batería de silicio), se elimina una de las principales barreras, lo cual podría llevar a una eliminación más rápida de los vehículos de gasolina convencionales y los híbridos”.
Redactor y probador especializado en vehículos eléctricos y movilidad sostenible. Escribe en Híbridos y Eléctricos desde 2017. Es ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid y Técnico especialista en vehículos híbridos y eléctricos por la SEAS. Ha trabajado en medios como Movilidad Eléctrica y Km77.
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