Nos hemos ido de vacaciones con la MMR X-Beat 00, una bicicleta eléctrica de Gravel que estuvimos probando por nuestros caminos habituales y de la que nos llevamos una grata impresión.
Gracias a la amabilidad de MMR, que nos ha cedido la X-Beat durante bastante tiempo se nos ocurrió llevarla a nuestro lugar de vacaciones para experimentar con ella una utilización más amplia: no solamente nos queríamos plantear distintas salidas con ella, si no que queríamos también usarla en el día a día y comprobar la versatilidad de una bicicleta eléctrica de Gravel.
En ocasiones, nosotros mismos hemos comentado que el Gravel es la categoría de moda hoy en día aunque, todo sea dicho de paso, en especial en la bicicletas ‘pulmonares’. Esta modalidad no es tan popular entre las bicicletas eléctricas y, sin embargo, esta X-Beat nos ha sorprendido gratamente el tiempo que la hemos tenido con nosotros.
Y es que el hecho de disponer de un motor como el Mahle X20 que instala esta X-Beat, hace que el abanico de utilización sea mucho mayor: posiblemente, sea la bicicleta más utilizable que ha pasado por nuestras manos. Evidentemente, si necesitamos una bicicleta para rodar solamente por caminos técnicos de montaña, una e-Gravel no tiene mucho sentido. Pero si queremos tener una bicicleta para todo, las bicicletas eléctricas de Gravel y, por qué no decirlo, nuestra X-Beat, son ideales.
Antes de todo, decir que hemos estado con ella en el Valle del Soba (Cantabria), un territorio en la vertiente oriental de la provincia y, más concretamente, en una pequeña población, San Bartolomé, metida en plena montaña y bastante cerca de la provincia de Burgos.
La MMR X-Beat la usamos para todo: además de las salidas que realizamos, nos movimos por gusto, por ejemplo para visitar los pueblos colindantes. Hacíamos, lo que se dice, ‘dar una vueltecita’. Por ejemplo, las bicicletas tipo trekking siempre se han mostrado muy versátiles en este tipo de situaciones, pero las Gravel nos gustan más: la postura al ataque hace que los desplazamientos por carretera sean más divertidos (¡y rápidos!), mientras que en campo ofrecen altas dosis de adrenalina en comparación a las trekking (más pausadas).
Al ser una bicicleta de concepción ‘light’, podemos movernos en zonas sin desnivel sin asistencia del motor, algo muy placentero porque, además, hacemos el ejercicio que nos apetezca. Y el aporte del motor, cuando las pendientes salen a relucir, es más que suficiente.
E incluso fuimos alguna vez a comprar ‘cuatro cosillas’ a la población con más comercios de la zona, que estaba a unos 14 km, y que se llama Ramales de la Victoria. Rodar a más de 25 km/h por la carretera era un ‘juego de niños’, por lo que el tiempo de más con respecto a realizar el desplazamiento en coche (por esas carreteras no se puede correr) no era mucho. Además, hemos aparcado donde hemos querido, ahorrando ese tiempo de más invertido en el desplazamiento.
En esta zona, los caminos de tierra no son muchos: la mayoría son sin salida ya que son exclusivamente para llegar a casas o fincas. No es difícil encontrar senderos muy técnicos, pero tampoco eran el terreno ideal para nuestra Gravel. Lo que sí que abundan son carreteras en no muy buen estado y pistas de cemento rayado. El desnivel, en general, es fuerte, por lo que realizar rutas de 50 o 60 kms nos llevaban, fácilmente, a los 1.300-1.400 mts de desnivel positivo.
Una bicicleta de carretera no nos hubiera permitido (como hicimos) explorar caminos de tierra. Ni tampoco habría aportado la comodidad necesaria en firmes bacheados o en pistas de cemento. Por otro lado, una mtb hubiera sido un lastre, ya que, por resistencia de los neumáticos y peso, rodar la mayor parte del tiempo por asfalto y cemento supondría haber tirado más de motor…y disfrutar de las rutas poco o nada.
Sin embargo, una Gravel…¡es genial! Hemos rodado con comodidad, hemos ido rápido y nos desenvolvimos con relativa facilidad en los caminos que tocamos. El hecho de tocar poco el motor (solo en pendientes pronunciadas) nos ha permitido llegar con un remanente de aproximadamente el 60% de batería tras realizar unos 50 km. ¡Fantástico!
Y, posiblemente, hubiera sido más si no fuera por la relación de transmisión de la que ya hablamos en el momento de la prueba de la MMR X-Beat: nos parece que, en la combinación más corta (el plato es de 40 dientes y el piñón de 36), se queda algo larga, lo que nos obligó, en ocasiones, a subir del modo ECO al intermedio.
Por cierto, nos llevamos con nosotros la bolsa de cuadro de CamelBak que probamos y ha sido el complemento ideal para rutas de este kilometraje: en ella llevábamos todo lo necesario, tanto para hidratarnos (2 litros de agua) como para comer (varias barritas, un plátano) como para solventar algún percance (cámara, bomba de inflar, desmontables, multiherramientas y troncha cadenas).
Esta bicicleta no llevaba los neumáticos tubelizados y es una operación que recomendamos hacer, y más si hacemos alguna pequeña escapada. Tuvimos la suerte de no pinchar en ningún momento pero, sin embargo, en las rutas realizadas por el entrono de nuestro domicilio habitual, han sido tres veces las que hemos pinchado. Por cierto, creemos que unos neumáticos más anchos (con 42-45 mm sería más que suficiente, y creemos que entran de sobra) le vendrían muy bien a la X-Beat para que tuviera un poder de filtración mayor.
En la prueba realizada ya hablamos de aspectos técnicos de la bicicleta, pero queríamos destacar, por un lado, el set de frenos: el Shimano GRX nos ha gustado mucho. Un ejemplo: uno de los días hicimos, posiblemente, el descenso más largo con esta MMR. Bajamos, por carreteras de cemento, desde un punto en la montaña que estaba entre las poblaciones de Astrana y San Pedro, a 848 mts de altitud hasta el pueblo de Regules que no está a más de 150 mts. Hablamos de 700 mts de desnivel ‘tirando’ de frenos constantemente. No se quejaron en ningún momento, no perdiendo poder de frenada. Un 10.
Por otro lado, el funcionamiento del motor Mahle X20 nos ha cautivado. Si vamos buscando potencia a raudales y que nos ‘teletransporte’, evidentemente un motor ‘light’ no es el adecuado. Pero este X20 nos ha permitido disfrutar del pedaleo: nos hemos exprimido a tope cuando hemos querido. Hemos subido fuertes desniveles, tirando de piernas, pero con ese puntito de apoyo que nos ha permitido rodar con tranquilidad.
Sin embargo, cuando hemos ido a comprar o a darnos una vuelta e íbamos mirando el reloj de reojo, hemos metido ‘caña’ al Mahle y no hemos realizado apenas esfuerzo, llegando descansados a los sitios y casi sin sudar. Es cierto que, en esas condiciones, la batería ‘se funde’ (en poco más de 30 km veíamos peligrar nuestra autonomía). Pero hablamos de ir ‘a cuchillo’.
La MMR X-Beat nos gusta, eso lo dijimos en su momento y lo volvemos a decir. Está bien hecha, los componentes elegidos funcionan a la perfección y la inversión a realizar (3.899 €) no es descomunal.
Por otro lado, decir que el concepto e-Gravel se nos antoja perfecto para tener, en una sola bicicleta, infinidad de posibilidades. Con ella podemos rodar con solvencia por carretera (sea como sea el estado), por caminos, por senderos… Y nos puede servir para desplazarnos al trabajo o, como hicimos nosotros, llevárnosla de vacaciones para movernos a realizar gestiones, a comprar o por puro placer.
Ficha técnica MMR X-Beat 00
Redactor y probador de Híbridos y Eléctricos. Cubre información de las últimas novedades sobre ciclismo y bicicletas eléctricas.
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