El líder del campeonato, Max Verstappen, dio un golpe psicológico a Lando Norris. Si bien la victoria en la Sprint de Austin apenas estiró la diferencia -de 51 a 54 puntos-, el desarrollo de la carrera y el inesperado ataque de las Ferrari, mostró la fragilidad del británico que cayó fácilmente en errores forzados.
La cuarta prueba de velocidad de la temporada devolvió a Verstappen al primer lugar de una competencia -algo que no ocurría hace 12 fechas-. El holandés, máximo ganador de las Sprint, hizo lo que más le gusta: controlar la punta y dejar que sus rivales se enfrasquen en una lucha a todo o nada. Solo faltó la diferencia abultada de otros tiempos, pero cruzar la meta con una ventaja de +3.882s es una señal para Red Bull sobre la recuperación del RB20.
Sin embargo, la duda rondó unos instantes sobre el Circuit of the Americas (COTA). Norris, que largó cuarto, remontó dos posiciones lanzándose por el interno de la primera curva dejando atrás a George Russell (segundo, Mercedes) y Charles Leclerc (tercero, Ferrari). Aprovechó que su compatriota cubrió el exterior para evitar el sorpasso del monegasco y de su compañero Carlos Sainz. Con el interno libre se tiró en el hueco para saltar a la segunda posición y salir a la caza de Verstappen.
Pero el Red Bull, con aire limpio, podía estirar unas décimas. Antes de cumplir el tercer giro quebró el DRS de su perseguidor y Verstappen volvía a manejar los hilos de una carrera; algo que no ocurría hace tiempo.
Ambos debían cuidar sus neumáticos medios. El COTA no es un trazado benevolente, pero la mayor administración recaía en Norris si quería sorprender en el final. La estrategia le jugaría en contra. Esto permitió a Russell recuperar terreno y presionarlo. El asedio le hizo perder valiosas décimas y un mayor desgaste de cubiertas al ponerse a la defensiva. El ataque del Mercedes favoreció a Verstappen que podía establecer una ventaja promedio entre +1.3 y +1.5 segundos de diferencia.
Y si faltaban emociones en el mediodía de Austin, las Ferrari batallaban entre si. Sainz tenía mejor ritmo que Leclerc y atacó por todos los flancos a su compañero que no podía contenerlo. Sin órdenes del pit wall, era evidente que Frèdèric Vasseur dio libertad a sus pilotos. Era imposible para Maranello frenar a un Sainz que era superior.
La lucha por la segunda posición terminó cuando los neumáticos de Russell comenzaron a caerse. Tuvo que dejar a Norris y quedó a merced de las Ferrari. El Mercedes no pudo resistir a las Rossa. Sainz lo superó con facilidad y lo usó de tampón para neutralizar a Leclerc. El monegasco, cuando logró dejar atrás al británico en un rebase ajustado, retomó su pelea con el español.
Mientras tanto, Norris continuaba la persecución sobre Verstappen. Pero lo máximo que pudo acercarse fue a +1.2 segundos, no podía alcanzarlo. Para colmo, a falta de seis vueltas, las Ferrari comenzaron a pisarle los talones.
Sainz escapaba de su compañero que buscaba revancha. Necsitaba sí o sí el DRS con Norris y lo consiguió. Además, el coche del español tenía mejor ritmo que el McLaren y se abría una oportunidad por la segunda posición.
Cuando ingresaron a la última vuelta ocurrió el golpe de escena. Norris, increíblemente, bloqueó en la curva 1. Sainz aprovechó el error de su amigo y lo superó por el interno. La pesadilla no terminó ahí. Quedó a tiro de Leclerc, y si no fuera que el monegaso se salió en la curva 3, hubiera perdido dos posiciones.
Max Verstappen ganó una Sprint que alteró poco el campeonato, pero golpeó en lo anímico. Fue el cachetazo a un Lando Norris que no puede cometer errores; y en la Sprint tuvo uno que le costó tres puntos.
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