Europa enfrenta una grave crisis en la industria automotriz debido a las estrictas normativas, lo que ha llevado a importantes inversiones y aumento de precios en los coches. Esta situación ha afectado a la rentabilidad y las matriculaciones, a la vez que los países luchan por mantener los empleos generados por esta industria.
En Italia, el Gobierno de Georgia Meloni ha llegado a un acuerdo satisfactorio con la cúpula de Stellantis tras la dimisión de Carlos Tavares. Stellantis, el cuarto mayor conglomerado automovilístico del mundo, abarca marcas como Peugeot, Citroën, Opel, Jeep, Dodge, RAM, FIAT, Alfa Romeo, Lancia y Maserati.
El conflicto entre el gobierno italiano y Stellantis se ha intensificado en los últimos años, con disputas sobre decisiones estratégicas y nombres de modelos como el SUV Alfa Romeo Milano. Sin embargo, ambas partes han logrado llegar a un acuerdo, con Stellantis comprometiéndose a mantener abiertas todas sus fábricas en Italia y aumentar la producción a partir de 2026.
La inversión de Stellantis en Italia asciende a 2.000 millones de euros en 2025 y un total de 10.000 millones entre 2021 y 2025, mientras que el gobierno italiano se compromete a gastar 1.600 millones de euros para apoyar la cadena de suministro automotriz. La planta de Pomigliano d’Arco, al sur de Italia, será clave en la producción de dos coches compactos a partir de 2029.
Además, Stellantis ha anunciado la construcción de una fábrica de baterías en Zaragoza junto con CATL, con una inversión de más de 4.000 millones de euros. Estas acciones buscan garantizar la continuidad de las operaciones y el empleo en el sector automotriz en Europa.