La Unión Europea implementará la normativa CAFE, que establece límites más estrictos para las emisiones de dióxido de carbono en vehículos nuevos a partir de 2025. Los coches no podrán exceder las 93,6 gramos de CO2 por kilómetro, con el objetivo de reducir las emisiones en un 15% respecto a los niveles iniciales de la década. Esta medida busca fomentar la transición a vehículos de cero emisiones y prohibir la venta de vehículos de combustión interna en el futuro.
Los fabricantes que no cumplan con estos límites podrán enfrentar multas cuantiosas, que podrían ascender a varios miles de millones de euros. La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles ha expresado preocupaciones sobre el impacto de estas sanciones en la competitividad de la industria, pero asegura que están comprometidos con la neutralidad climática de la UE para 2050.
A pesar de los esfuerzos de algunos países, como Francia, Italia y República Checa, para retrasar o revisar la normativa, la Comisión Europea sigue adelante con su aplicación. Algunos fabricantes, como Stellantis, están ajustando su producción para cumplir con los nuevos requisitos y aumentar la oferta de vehículos eléctricos.
En definitiva, la normativa CAFE representa un desafío significativo para la industria automotriz europea, que se enfrenta a presiones para acelerar la adopción de vehículos eléctricos y reducir las emisiones de carbono.