Casi un año después de su última carrera en Fórmula 1, Daniel Ricciardo vive un momento muy distinto al de su etapa como uno de los rostros más reconocibles del paddock. El australiano, que dejó el asiento de Racing Bulls tras el GP de Singapur 2024 —siendo sustituido por Liam Lawson—, ha confirmado que su futuro está muy lejos del Gran Circo, y ahora disfruta de una vida mucho más tranquila, centrada en sí mismo y en su entorno.
En una de sus escasas entrevistas tras la retirada, Ricciardo bromeó sobre su nuevo look: “Bueno, no me he estado afeitando la cara. La barba es mi zona de confort ahora mismo”, dijo entre risas.
Pero enseguida se puso serio: “Este año ha sido un poco de autoexploración. Viví una vida loca y a toda velocidad durante mucho tiempo, y este año me he sentado un poco en la quietud. He tenido mucho tiempo. He hecho senderismo, estuve en Alaska hace unas semanas y no me atacó un oso grizzly, lo cual es un bonus”.
Lejos de los circuitos, Ricciardo está redescubriendo facetas de su vida que quedaban en segundo plano: “He intentado descubrir quién soy, aparte de este piloto de carreras. He aprendido a valorar más las pequeñas cosas y la importancia de la familia y los amigos. Siempre he sido muy ambicioso, y eso a veces te lleva a ser egoísta, así que estoy intentando aprender a ser un poco más generoso y a escuchar mejor”.
El piloto de Perth, que acumula ocho victorias, 32 podios y más de 1.300 puntos en 257 Grandes Premios, también ha reflexionado sobre sus inicios y sobre lo improbable que le parecía entonces llegar tan lejos: “Mi infancia fue genial. Siempre quise hacer algo que me diera un poco de miedo. Me metí en las carreras porque nadie más lo estaba haciendo. Era mi oportunidad de hacer algo un poco más guay que los demás. En el fondo, solo estaba presumiendo, pero presumir me ha llevado a un muy buen lugar en la vida”.
Incluso ahora, lejos de la F1, todavía le sorprenden sus logros: “A veces pienso en cosas como ganar en Mónaco y me pregunto: ‘¿Realmente pasó eso?’. Siempre me encantó correr, pero nunca pensé que tendría la carrera que tuve y que llegaría a la Fórmula 1. Hay que ir paso a paso; si miras demasiado hacia adelante, todo parece un poco abrumador”.
Para los aficionados, Ricciardo seguirá siendo “la sonrisa de la Fórmula 1”. Pero para él, ahora, la prioridad es otra: vivir sin prisas y descubrir quién es más allá de un volante.
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