Hay un piloto en medio del pelotón que, tras una primera parte de la temporada decepcionante, con un descenso de escudería de por medio, ha mostrado un crecimiento continuo en las últimas rondas, con actuaciones y resultados más sólidos, aunque sin acabar de despuntar: Liam Lawson.
Si tomamos como referencia los cuatro últimos grandes premios (Austria, Gran Bretaña, Bélgica y Hungría), el neozelandés ha sumado 16 puntos, más de los que había sumado hasta ahí. Un botín importante, pero que merece ser analizado con detenimiento.
En medio del pelotón, sólo dos pilotos han sumado más puntos en el mismo lapso de tiempo: Fernando Alonso, con 18 puntos, gracias en parte a su quinto puesto del pasado fin de semana en Hungría, y Nico Hulkenberg, con 17 puntos, uno más que Lawson. Sin embargo, hay que destacar que, en el caso del alemán, el peso del podio bajo la lluvia de Silverstone fue decisivo.
La diferencia, en el caso del neozelandés, es que los resultados han llegado con mayor regularidad, con la excepción del fin de semana en Silverstone donde, aparte de un abandono en los primeros compases de la carrera, los Racing Bulls no habían brillado en clasificación. Una tendencia creciente, por tanto, no sólo en términos de rendimiento puro, sino también de regularidad de los resultados.
Pero, ¿de dónde viene este progreso ? Anteriormente, Lawson se había mostrado bastante errático. Había sugerido que el feeling con el coche había vuelto bastante rápido, pero que por diversas razones nunca había conseguido sacar todo su potencial. La única excepción fue Mónaco, donde los Racing Bulls habían demostrado ser el coche más competitivo de la zona media, terminando la carrera con ambos pilotos en la zona de puntos en una pista favorable a las características del VCARB02.
Sin embargo, hay otro elemento técnico a tener en cuenta en el crecimiento de Lawson, y se refiere a la suspensión delantera. Como ya se observó en el caso de Lando Norris, los reglajes del tren delantero pueden tener un efecto significativo en las sensaciones del piloto, ya que es uno de los pocos vínculos directos entre el coche, los neumáticos y el asfalto.
Liam Lawson, equipo Racing Bulls
Foto de: Simon Galloway / LAT Images vía Getty Images
En el caso del británico, los cambios no son visibles externamente salvo observando el carenado del triángulo superior, pero es en la mecánica interna donde reside la verdadera novedad: una interacción diferente de los componentes, capaz de cambiar el comportamiento de la dirección y dar una sensación más natural a la conducción.
Lawson también se ha beneficiado de una actualización similar. Alan Permane, director de Racing Bulls desde hace unas semanas tras la reorganización interna de Red Bull que supuso el ascenso de Laurent Mekies de Faenza a Milton Keynes, relató cómo la nueva suspensión delantera, desarrollada en el simulador, supuso un punto de inflexión.
“Sí, hizo un trabajo realmente bueno, sinceramente. Las dos carreras con Red Bull fueron obviamente muy duras para él. No me lo agradecerá, pero estaba un poco deprimido. Ya no tenía su energía habitual, e hicimos todo lo que pudimos para ayudarle”, explicó Permane durante el fin de semana del GP de Hungría, destacando la trayectoria del piloto y las razones de su progreso.
“Subirse directamente a nuestro coche sin haberlo probado nunca no fue fácil, por supuesto. Se enfrentó inmediatamente a Isack Hadjar, que ha estado extraordinario este año. Su primera carrera con nosotros fue en Japón, y allí Isack estaba volando. No fue un inicio fácil para él, pero hicimos algunos cambios”.
El recién nombrado director del equipo subrayó que el trabajo con su ingeniero había sido clave en el cambio: “Ha trabajado duro. Él y su ingeniero trabajaron muy duro. En Austria vimos un gran avance. Teníamos una nueva suspensión delantera para él, desarrollada en el simulador, y le gustó mucho, le entusiasmó, y funcionó. También lo hizo bien la semana pasada en Spa. Después de esa carrera [en Austria] se notaron las mejoras… En Austria volvió a encontrar su energía”.
La nueva confianza y los cambios técnicos introducidos están ayudando a devolver al paddock una versión más sólida y concreta de Liam Lawson. El neozelandés, tras meses de altibajos, parece haber tomado por fin la dirección correcta para dejar huella en la F1 o al menos intentarlo. Y quién sabe, quizás esta nueva consistencia sea justo lo que necesita para garantizarse un futuro en la categoría, dado que su asiento para el año que viene aún está lejos de estar asegurado.
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