Mercedes enfrentó importantes desafíos de desarrollo durante la era de efecto suelo de la Fórmula 1. Tras implementar alerones flexibles para mejorar su problemático monoplaza, el equipo reconoce que necesitó «un poco de tiempo para adaptarse» después de que la FIA implementara medidas más estrictas.
Después de conquistar ocho títulos consecutivos de constructores, la escudería de Brackley inició la era del efecto suelo con dificultades en 2022. Su concepto de coche sin pontones demostró mayor susceptibilidad al fenómeno del «porpoising», lo que obligó al equipo a luchar por recuperar terreno en campañas posteriores. Entre las soluciones exploradas destacaron las alas flexibles, tecnología que Andrew Shovlin, director de ingeniería en pista, describe como «bastante efectiva».
«En los dos últimos años, nos costaba lograr una buena rotación en curvas lentas», explicó Shovlin. «Parte de nuestros problemas con la temperatura de los neumáticos traseros surgían porque los pilotos debían usar el acelerador para ayudar al giro. Esto nos condujo a un desarrollo útil: permitir que el alerón delantero se flexionara».
«Esta solución mejoraba el rendimiento a baja velocidad mientras mantenía estabilidad trasera a altas velocidades, funcionando adecuadamente. Sin embargo, la FIA introdujo este año una normativa que limitó significativamente esta posibilidad».
La Federación Internacional del Automóvil, organismo rector de la Fórmula 1, impuso controles más rigurosos sobre los alerones flexibles durante la temporada 2025. Las nuevas restricciones redujeron la elasticidad permitida en alerones delanteros y traseros, con las pruebas más exigentes aplicadas durante el Gran Premio de España.
El impacto varió entre equipos. Algunos pronosticaron que perjudicaría a McLaren y terminaría con su dominio, pero esto no ocurrió. Sin embargo, Mercedes sí se vio afectado negativamente. «Nos tomó un tiempo adaptarnos después de que esas normas entraran en vigor en Barcelona», admitió Shovlin.
«Cuando no tienes el coche más rápido, observas a quien sí lo tiene. Analizamos la suspensión trasera de McLaren y su manejo del sistema antielevación para maximizar el agarre trasero en las curvas».
Los alerones flexibles representaron solo uno de múltiples desafíos que enfrentó Mercedes tras el cambio reglamentario de 2022. Aunque Shovlin evita afirmar que el equipo «subestimó» la transición, reconoce que «no se esforzó lo suficiente» en ciertos aspectos técnicos.
«Al abordar esta normativa, no diríamos que subestimamos el reto de lograr un buen equilibrio en curva -estabilidad en entrada, rotación en vértice y buena tracción en salida-, pero claramente no transferimos adecuadamente las fortalezas de los coches de 2020-2021», explicó. «Actualmente, todos alcanzan velocidades similares en curva. La diferencia radica en cómo cada equilibrio se adapta a circuitos específicos, factor que actualmente separa a los equipos».
Mercedes ya se prepara para el próximo cambio reglamentario de 2026, cuando nuevas normas modificarán drásticamente los monoplazas y sus unidades de potencia. Shovlin reconoció que el equipo aún tiene «mucho trabajo por hacer», pero considera el próximo desafío «menos desalentador que hace un mes».
**REDACCIÓN FV MEDIOS**
