En Aston Martin están ya muy centrados en 2026. El equipo británico, que este año ha dado un paso atrás en la parrilla —fue el peor equipo en el reciente GP de Miami—, ha decidido volcar casi todos sus recursos en aprovechar al máximo el cambio radical de reglamento que vivirá la Fórmula 1 la próxima temporada. Con un coche 2025 sin grandes ambiciones, en Silverstone ya trabajan intensamente para construir un monoplaza competitivo para el nuevo ciclo técnico, con Fernando Alonso y Lance Stroll implicados desde el inicio del desarrollo.
El director técnico del equipo, Bob Bell, explicó esta semana en la serie The Road to 2026 de Aston Martin que lo que viene es “el mayor cambio de reglas en mucho tiempo” y que afrontar correctamente esta transición es clave para ascender en la parrilla: “Históricamente, cuando ha habido cambios de normativa entre temporadas, ha sido en el chasis o en el motor, raramente en ambos. En 2026 tendremos un conjunto completamente nuevo de reglas que afecta tanto a la unidad de potencia como al chasis. No hemos tenido algo comparable en mucho tiempo”.
En Aston Martin llevan tiempo sentando las bases para dar ese salto cualitativo. La nueva fábrica en Silverstone, un túnel de viento de última generación, un simulador puntero y, sobretodo, la llegada de Honda como motorista a partir de 2026, refuerzan la ambición del proyecto. Incluso Adrian Newey, uno de los mayores genios técnicos de la historia de la F1, está colaborando con la estructura des de marzo, trabajando exclusivamente en el coche de 2026.
Bob Bell confirmó que esa gran apuesta tiene consecuencias: “Hay que encontrar un equilibrio entre cómo divides los recursos para 2025 y 2026. No es fácil, pero lo más importante probablemente sea 2026. Tomamos esa decisión el año pasado y por eso hemos reutilizado muchas piezas del AMR24 en el AMR25, para no tener que gastar tiempo y recursos en rediseñar componentes que aportarían mejoras marginales”.
La preparación va más allá del diseño técnico. Desde febrero, Fernando Alonso y Lance Stroll ya han comenzado a probar virtualmente el coche de 2026 en el nuevo simulador del equipo. “Fue su primera oportunidad de pilotar el coche de 2026, aunque sea de forma virtual. Es muy importante tener esa evaluación temprana, porque sus sensaciones son clave para el desarrollo. Esto no es una evolución de un coche existente: lo que sienten y cómo creen que se comportará es parte del proceso de aprendizaje”, asegura Bell.
Con tantos cambios a la vista y una inversión tan clara de recursos, Aston Martin sabe que 2026 es una oportunidad de oro para recortar distancias con Red Bull, Ferrari o Mercedes. El reto es gigantesco, pero también lo es la ambición del equipo. Como resume Bell: “Prepararse para 2026 es mucho más que simplemente construir un nuevo coche. Eso es solo la punta del iceberg. Lo que hay bajo el agua es enorme”.
Uno de los pilares del cambio para 2026 está en la unidad de potencia. Se elimina el MGU-H y se apuesta por una mayor electrificación del sistema híbrido, duplicando la energía recuperada en frenada y aumentando la potencia del MGU-K de 120 a 350 kW. Bell lo resume así: “La cifra clave es que el 50 % de la potencia vendrá del motor de combustión y el otro 50 % de la batería. Actualmente esa proporción es de 80:20. Es un cambio enorme”.
Además, el motor se alimentará con combustible 100 % sostenible. En el caso de Aston Martin, desarrollado por su socio Aramco, que ya suministra a la F2, F3 i F1 Academy. Una apuesta alineada con el compromiso de la categoria con la sostenibilidad.
En el apartado aerodinámico, la Fórmula 1 recupera un viejo sueño: la aerodinámica activa. “Tendremos un modo para rectas y otro para curvas. El modo de recta funcionará como un súper-DRS: se ajustarán tanto el alerón trasero como el delantero para reducir la resistencia al avance. En curva, en cambio, se configurará para generar la máxima carga aerodinámica”, detalla Bell. Este enfoque obliga a un replanteamiento completo del diseño del coche: “Estamos casi obligados a pensar en dos modos de operación distintos. No es del todo diferente a lo que tenemos ahora con el DRS, pero es mucho más extremo”.
Los coches serán más pequeños, más ligeros —aunque también más resistentes— y, en principio, más manejables. “La normativa actual de 2022 ha mejorado los adelantamientos, pero ha hecho que los coches sean muy sensibles a los pequeños cambios aerodinámicos. En 2026, volvemos a una parte inferior plana y a un difusor convencional. Se elimina el efecto suelo tal y como lo conocíamos. También se reducen dimensiones: 20 cm menos de longitud, 10 cm menos de anchura, neumáticos más estrechos…”, cerró el director técnico.
En Aston lo tienen claro: 2026 no será una simple evolución, sino una revolución total, y quieren estar en cabeza cuando se apaguen los semáforos del nuevo ciclo. Con inversión, visión y la implicación directa de sus pilotos, el equipo de Silverstone aspira a convertirse en uno de los grandes beneficiados del nuevo reglamento. El tiempo dirá si su apuesta a largo plazo les permite dar ese salto definitivo que tanto ansían.
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