La estrategia de electrificación del Grupo Stellantis ha sido para muchos demasiado agresiva. Bajo el mando de Carlos Tavares el conglomerado industrial decidió apostar por el coche eléctrico para tratar de adelantarse a la competencia. Sin embargo, los resultados le han costado el puesto al ejecutivo portugués. Hoy, Stellantis está controlada por Antonio Filosa. La nueva junta directiva tiene mucho trabajo por delante para revertir la situación. Algunas compañías corren serio peligro, entre ellas Maserati y Alfa Romeo. Jean-Philippe Imparato se encarga de la división europea y en una entrevista deja claro que lo más complicado todavía está por llegar. Echa las culpas a la Unión Europea.
La UE decidió con poca antelación dar a los fabricantes más flexibilidad para cumplir con los objetivos de emisiones propuestos para este año. Un límite que de no cumplirse supondrá pagar cuantiosas multas por contaminación. Sin embargo, la política no ha cambiado las normas, explicó Imparato en una entrevista con el periódico suizo Tagesanzeiger. “Para nosotros, esto significa que el verdadero reto aún está por llegar. Nos enfrentaremos a la amenaza de sanciones, lo cual no es una buena noticia”. Las 14 marcas de Stellantis ofrecen una variedad de modelos, con un número creciente de motores de combustión, híbridos y vehículos eléctricos.
Esta combinación de modelos permite al grupo cubrir diversos segmentos de precio, según el propio Imparato. Sin embargo, le preocupan las diferentes normativas en cada país europeo. No se puede vender un Opel en algunos mercados, ni un Citroën en otros. “Al mismo tiempo, observamos que nuestros nuevos modelos, como el Citroën C3 Aircross, el Opel Frontera y el Fiat Grande Panda, están permitiendo que más clientes adquieran un coche eléctrico asequible”. En conversaciones con clientes y vendedores, Imparato asegura haber aprendido que la gente se siente despreocupada con todas las preguntas sobre la movilidad futura.
Muchos desconocen el rumbo que tomarán las futuras regulaciones. Los clientes se enfrentan a duras y difíciles decisiones a la hora de comprarse un coche nuevo. La variedad mecánica preocupa cada día más. «Sólo podemos aconsejar no preocuparse por las posibles regulaciones, ya que pueden cambiar en cualquier momento». El ejemplo más claro es del FIAT 500. Los italianos habían prometido una nueva generación 100% eléctrica y así ha sido. El problema es que el hecho de electrificar un coche tan pequeño obliga a disparar los precios de venta. El 500e es tan caro que no resulta atractivo para nadie. FIAT ha tenido que sacar una versión híbrida. John Elkann, Presidente de Stellantis, pide un cambio de regulación para los coches más pequeños. Su supervivencia está en juego.
En cuanto al resto de marcas de Stellantis, Imparato lanza un pequeño recuerdo a su antiguo jefe Tavares. “Debemos seguir garantizando que cada producto desarrolle su propia identidad, a la vez que aclaramos las diferencias con sus competidores chinos”. Opel debe cultivar claramente su ADN alemán, Peugeot el francés y FIAT el italiano. Las marcas no deben estar separadas, pero deben definir sus propios perfiles. Más delicada es la situación de Alfa Romeo, que podrá seguir apostando por la combustión. “Además del Junior y el Tonale, se incluyen las próximas generaciones del Stelvio y el Giulia”. Con respecto a Maserati, todavía hay posibilidad de continuidad, “actualmente estamos desarrollando un plan de producto para Maserati, que se presentará a mediados de 2026″.
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El capo de Stellantis en Europa habla bien claro: "El mayor desafío aún está por llegar"
