Europa considera el «precio mínimo» como una alternativa a los aranceles a los vehículos chinos, pendiente de votación decisiva.

La Unión Europea y China continúan en tensión por los nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos en Europa. Ambas partes negocian en busca de un acuerdo para evitar una guerra comercial. El conflicto surge a raíz de una investigación en Europa que señala posibles subsidios desproporcionados del Gobierno chino a los fabricantes de autos del país asiático.

Desde agosto, Bruselas ha impuesto aranceles adicionales de hasta el 36,3% a los coches eléctricos chinos, sumados al 10% previo. Algunas marcas chinas como BYD y Geely se beneficiaron de aranceles más bajos al cooperar en la investigación. China se muestra molesta, ya que las nuevas tarifas reducen sus márgenes de beneficio, pero han decidido no aumentar los precios en Europa para mantener la competitividad.

Los aranceles son provisionales y se espera una votación el 4 de octubre para decidir su continuidad o modificación. China ejerce presión sobre los países miembros de la UE, especialmente en aquellos con fuertes lazos comerciales, como España y Alemania. Una guerra comercial perjudicaría industrias clave en estos países, como la automotriz y la agrícola.

Es poco probable que los aranceles se eliminen por completo, ya que 15 miembros de la UE tendrían que votar en contra. Se plantea una modificación de la tasa, que podría fijarse en un máximo del 35%. También se discute la posibilidad de establecer un precio mínimo para los coches chinos en Europa, en línea con los fabricantes europeos, para lograr un mercado más equitativo.

En resumen, la tensión comercial entre la UE y China se mantiene mientras se buscan soluciones para evitar una escalada en el conflicto arancelario que afectaría a ambas economías.