El equipo de transición del presidente electo Donald Trump ha recomendado cambios significativos que podrían transformar por completo las políticas de apoyo a los vehículos eléctricos y las estaciones de carga en Estados Unidos, según un documento al que Reuters tuvo acceso. Este plan también incluye medidas para limitar la entrada de automóviles, componentes y materiales de baterías provenientes de China.
Así lo pone de manifiesto un informe exclusivo de Reuters elaborado por los periodistas Jarrett Renshaw y Chris Kirkham. En este documento, se revela que el equipo de transición de Trump ya ha diseñado una propuesta detallada para implementar estas promesas.
Estas recomendaciones, que hasta ahora no se habían hecho públicas, surgen en un momento en que la transición hacia los vehículos eléctricos en Estados Unidos se enfrenta a grandes retos, mientras que la industria de vehículos eléctricos en China sigue expandiéndose gracias a importantes subsidios gubernamentales y una cadena de suministro de baterías más eficiente.
Durante la campaña, Trump prometió relajar las regulaciones que afectan a los vehículos de combustibles fósiles y dar marcha atrás al «mandato de vehículos eléctricos» de la administración Biden.
Entre las propuestas destacadas, el equipo sugiere imponer aranceles globales a los materiales utilizados en baterías, con el objetivo de fomentar la producción local. Posteriormente, se podrían negociar exenciones individuales con países aliados.
Además, las recomendaciones apuntan a redirigir los fondos destinados actualmente a la construcción de estaciones de carga y a programas para hacer más accesibles los vehículos eléctricos. Estos recursos serían reasignados a prioridades consideradas de seguridad nacional, como garantizar el suministro de baterías y minerales críticos sin depender de China.
Otro punto relevante es la eliminación del crédito fiscal de 7.500 dólares que ofrece la administración Biden para la compra de vehículos eléctricos. Este cambio podría afectar negativamente tanto las ventas como la producción de vehículos eléctricos en un momento crucial para la industria estadounidense. Marcas como General Motors y Hyundai, que recientemente ampliaron su oferta de vehículos eléctricos, podrían enfrentarse a nuevos desafíos en este escenario.
El posible recorte de subsidios podría tener un efecto en las ventas de Tesla, el principal fabricante de vehículos eléctricos en Estados Unidos. Sin embargo, su fundador, Elon Musk, ha señalado que una medida de este tipo afectaría más a sus competidores que a su propia compañía. Cabe recordar que Musk, quien contribuyó con más de 250 millones de dólares para apoyar la campaña de Trump, ha expresado su confianza en que Tesla podría adaptarse mejor que otras empresas a un panorama sin subsidios.
En conjunto, estas propuestas representan un giro radical respecto a la estrategia de la administración Biden, que ha buscado equilibrar el impulso de una cadena de suministro de baterías nacional independiente de China con la aceleración de la adopción de vehículos eléctricos. Si bien el plan de Trump prioriza la producción local y la seguridad nacional, también podría desacelerar la transición hacia la movilidad eléctrica en Estados Unidos, al menos a corto plazo.
Estas políticas podrían redefinir la industria del automóvil estadounidense en los próximos años, enfrentando el desafío de equilibrar la competitividad internacional con los objetivos nacionales. La pregunta clave es si esta estrategia permitirá a Estados Unidos consolidarse como líder en el sector de vehículos eléctricos o si, por el contrario, podrá frenar su avance frente a competidores internacionales.
Temas