Es símbolo de alto rendimiento, pero cambia sus ruidosos y contaminantes motores V8 por sistemas eléctricos e híbridos

Los gustos de los compradores de un vehículo son tan variados como los colores. Mientras algunos se mantienen fieles a la mecánica clásica de los motores de gasolina, otros se inclinan por la electrificación pura. Sin embargo, la tendencia mundial apunta a que electrificación se acabará imponiendo sobre los motores térmicos, forzando a muchos de los amantes de los motores de combustión a replantearse su elección y a acostumbrarse a nuevos sistemas de propulsión.
Una de las marcas que se está adaptando de manera decidida a esta transformación es Mercedes-Benz, y dentro de su amplio abanico de divisiones, la prestigiosa AMG destaca por su apuesta por la electrificación. La firma alemana, conocida por sus deportivos de alto rendimiento, ha incorporado en su gama un generoso número de modelos enchufables. De hecho, algunas de las actuales generaciones han sustituido su emblemático gran bloque V8 por un motor de cuatro cilindros con tecnología híbrida.
Esta decisión no ha estado exenta de polémicas, pues parte de la tradición y el sentimiento asociado al rugido de un V8 se ve amenazado por la llegada de motores más pequeños y eficientes. En una reciente entrevista en Autocar, Michael Schiebe, CEO de Mercedes-AMG, dejó claro que la esencia de la marca no reside en la mera potencia de sus motores de gasolina, sino en la tecnología de vanguardia que integran sus vehículos.
“Los clientes que llegaron a la marca con el V8 no vinieron porque querían tener un motor grande. Vinieron porque les encantaba la tecnología que habíamos incorporado en el coche. Por eso, cuando se trata de conducción eléctrica, estoy bastante seguro de que se lanzarán a esa nueva tecnología porque será lo último y lo mejor que se puede conseguir”.
Según el director, la transición hacia la electrificación no supondrá que los entusiastas deban renunciar a la innovación. “La gente no tendrá problemas en cambiar un motor V8 por un coche totalmente eléctrico dentro de nuestra gama de modelos”, afirmó Schiebe, haciendo hincapié en que la verdadera pasión por la conducción se basa en la innovación tecnológica y no únicamente en la potencia del motor.
No obstante, algunos indicios recientes podrían hacer dudar de esta predicción optimista. Durante los últimos meses se ha conocido que Mercedes-AMG estaría explorando la posibilidad de retomar el uso de motores V8 en sus modelos deportivos. El motivo es claro: el motor de cuatro cilindros con tecnología híbrida enchufable, ejemplificado en el C 63 S E Performance, no ha conseguido cautivar a la mayoría de los aficionados, pese a ser una tecnología infinitamente más avanzada que la de la generación anterior. Este hecho pone de manifiesto que, aunque la electrificación es innegable y está en pleno auge, aún hay un grupo de clientes que valora la potencia y el sonido inconfundible de un V8.
Otro aspecto fundamental que distingue a Mercedes-AMG es su filosofía de “un hombre, un motor”. Desde sus inicios, cada uno de los bloques de gasolina se ensambla de forma artesanal en las instalaciones de Affalterbach, un proceso que ha contribuido a forjar la fama y el prestigio de la marca en el mundo de los deportivos.
Sin embargo, en el momento en que los coches eléctricos se impongan en la gama, esta tradición se vería comprometida, ya que un motor eléctrico no requiere de la misma meticulosa puesta a punto que demanda un bloque de gasolina. Para muchos, este cambio podría significar la pérdida de una parte esencial del alma y la historia de la marca.
Para sumar más leña al fuego, Mate Rimac, uno de los pioneros en la industria de los deportivos eléctricos, ha declarado que la mayoría de los clientes ultra-millonarios no desean hiperdeportivos eléctricos, sino que prefieren optar por una maquinaria “a la antigua”. Rimac, en una curiosa comparación, equiparó esta preferencia a la diferencia existente entre los smartwatches y los relojes analógicos clásicos. Según su visión, aunque la tecnología eléctrica ofrece una serie de ventajas innegables, hay un sector del mercado que sigue valorando la tradición y la emoción que genera una máquina de combustión.
El debate entre la electrificación y la tradición en el mundo del motor sigue abierto. Por un lado, la evolución tecnológica y la creciente preocupación medioambiental apuntan a un futuro dominado por los vehículos eléctricos e híbridos. Por otro, la pasión por la mecánica clásica y la artesanía detrás de cada motor V8 continúa siendo un factor decisivo para muchos entusiastas.
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