Esta empresa española tiene en su mano un cambio revolucionario para las baterías de los coches eléctricos
Los vehículos eléctricos enfrentan desafíos significativos, especialmente en la gestión de residuos generados por el reciclaje de baterías. A pesar de la complejidad del proceso, su adecuada implementación es fundamental para el futuro de la industria automotriz. Los problemas potenciales que pueden surgir a mediano y largo plazo suelen ser subestimados, y sus efectos pueden intensificarse con el tiempo.
En este contexto, la empresa española GDV Mobility, ubicada en Alicante, ha decidido abordar este reto mediante tres pilares fundamentales: reducir, reparar y reciclar. Aunque el crecimiento en la producción y venta de coches eléctricos es actualmente lento, se prevé un aumento considerable en los próximos años, lo que generará una alta demanda de recursos para la fabricación de baterías. La extracción de estos materiales es un proceso complicado y costoso, lo que convierte la reutilización de componentes de baterías ya fabricadas en una alternativa más sostenible. Sin embargo, en Europa, apenas se recicla el 5% de las baterías.
El potencial del reciclaje es considerable y podría contribuir de manera significativa a los recursos necesarios. Según estimaciones de Recomotor, para la fabricación de los coches eléctricos que Europa planea producir para el año 2030, el reciclaje de baterías podría proporcionar el 14% del litio, el 16% del níquel, el 17% del manganeso y el 25% del cobalto requeridos.
GDV Mobility divide esta tarea en tres etapas. La primera es la reducción; no todas las celdas de una batería quedan inservibles al agotarse, ya que muchas pueden ser reutilizadas. La segunda etapa es la reparación, dado que, aunque algunas celdas o baterías presenten fallos, muchas pueden ser restauradas y seguir funcionando.
La etapa final es el reciclaje. Una vez que una batería ha llegado al final de su vida útil, se separan los materiales recuperables, mientras que los residuos se procesan en una pasta que a menudo es enviada a China para la extracción de los materiales útiles restantes. El CEO de la compañía, Germán Agulló, explicó en una entrevista con El Asombrario: “Separamos níquel, cobalto y litio, y así cerramos el círculo porque se vende luego a quienes fabrican baterías desde cero. Ser gestores de residuos hace que sea un negocio rentable porque nos permite refabricar las baterías, que de otro modo tendrían una vida útil de unos seis años.”
La empresa avanza con confianza, estableciendo una amplia red de colaboradores. “Este mes hemos recibido las primeras 150 toneladas de baterías y tenemos capacidad para procesar hasta 4,000. Nos llegan de una red de 1,200 talleres y de empresas que manejan grandes baterías. Solo trabajamos con aquellas que pesan más de dos kilos y aspiramos a vender baterías con una capacidad de 80 MW este año. Nuestro objetivo es repararlas y, una vez reacondicionadas, que regresen al mercado a precios más competitivos que los de las nuevas. Actualmente, tenemos muchas baterías provenientes de vehículos afectados por la DANA en Valencia, que han sufrido daños por el barro. No podemos seguir desperdiciando recursos que están disponibles.”
“Ya colaboramos con talleres y empresas de toda Europa, y eso que apenas hemos comenzado. Contamos con recursos en la superficie que estamos desperdiciando, pero no tiene sentido extraer los que están bajo tierra, con el alto costo ambiental y humano que eso implica, cuando con los residuos podemos obtener una batería reacondicionada a un precio más bajo. Nuestra batería de 7 MW, por ejemplo, puede acumular energía.
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