Honda no se ha caracterizado solo por hacer motos rápidas, sino por cambiar las reglas del juego. La Fireblade original revolucionó en los 90′ no con potencia bruta, sino con ingeniería inteligente y filosofía de control total, priorizando la ligereza y el equilibrio sobre los números de velocidad máxima. A lo largo de los años, la Fireblade evolucionó hasta convertirse en un arma definitiva en forma de la actual Honda CBR1000RR-R Fireblade SP.
Ahora, una nueva patente sugiere que el legado de la Fireblade podría dar un salto hacia lo eléctrico. Y no se trata solo de un boceto más: el nivel de detalle y la lógica de su planteamiento apuntan a una verdadera declaración de intenciones.
El documento describe un “vehículo eléctrico de tipo montura” que, más allá del tecnicismo, se traduce en una arquitectura pensada para una moto eléctrica de altas prestaciones con soluciones muy astutas.
El detalle clave es el montaje del motor eléctrico detrás del pivote del basculante, integrado en un robusto bloque que se atornilla directamente al chasis. Este bloque no solo alberga el motor, sino que asume parte de la carga estructural que antes soportaba el motor térmico tradicional. Y a diferencia de otros conceptos eléctricos, donde el basculante pivota solo sobre la carcasa del motor, en este caso el pivote está soportado tanto por el bloque motor como por los anclajes del bastidor, garantizando mayor rigidez y un comportamiento dinámico más consistente.
Además, los bloques de pivote son modulares, permitiendo ajustar la posición del basculante o los estribos sin necesidad de rediseñar todo el chasis. Incluso la suspensión trasera sorprende: un amortiguador longitudinal, montado sobre el motor, que optimiza el espacio para una batería de buen tamaño sin alargar la distancia entre ejes. Todo pensado para centralizar masas y mantener geometrías afinadas.
El diseño resulta sospechosamente familiar para quienes siguen a Honda de cerca. Y es que la firma japonesa ya probó algo parecido con Mugen, su laboratorio de pruebas paralelo fundado por el hijo de Soichiro Honda, en el programa Shinden, la serie de motos eléctricas que dominaron el TT Zero de la Isla de Man entre 2014 y 2019.
Las Shinden no eran legales para la calle ni se produjeron en masa, pero demostraron que Honda (a través de Mugen) podía construir una superdeportiva eléctrica capaz de batir récords. La similitud en la disposición del motor, la batería central y la filosofía de centralización de masas sugiere que esta nueva patente podría ser el primer paso para llevar esa experiencia a la carretera y los circuitos.
Por un lado, que Honda no está esperando a que la tecnología de baterías evolucione todavía más. Ya está resolviendo problemas de estructura, disposición y geometría para cuando llegue el momento adecuado. Y ese momento podría materializarse en una sucesora eléctrica de la Fireblade: una hipotética Honda CBR1000RR-R EV con la misma agilidad y agresividad, pero sin gastar ni una gota de gasolina.
Hay que tener en cuenta que Ducati es actualmente proveedor exclusivo de las motos eléctrica de MotoE, pero nada impide que en el futuro la parrilla se abra a otros fabricantes. Con esta tecnología, Honda podría plantar cara a Ducati en el terreno eléctrico, en los mismos circuitos y condiciones, desatando una rivalidad en la parte profesional del motociclismo.
Por supuesto, por ahora no hay prototipos ni teasers, solo un documento. Pero si algo ha demostrado Honda a lo largo de su historia es que no da pasos en falso. Si se ha tomado la molestia de registrar esta patente, es porque seguramente ya tiene un plan a medio o largo plazo.
Temas
Esta patente de Honda demuestra que una superdeportiva Fireblade eléctrica es posible
