Hay 24 Tesla sin dueño aparcados en una calle de California, pero la policía no puede hacer nada: ¿dónde está el truco?

Vecinos de Signal Hill, dentro del área de Long Beach (California), han denunciado la presencia de 24 Tesla aparcados en calles residenciales “sin dueño” a la vista. Varios testimonios han explicado a diferentes medios estadounidenses que todos los coches pertenecientes a la firma de Elon Musk tienen matrículas temporales y aspecto de ser vehículos nuevos.
La principal hipótesis en el barrio es que se trate de exceso de stock de un concesionario de Tesla que usa la vía pública debido a un desbordamiento en sus instalaciones. La marca americana no ha confirmado relación con esos coches, y la policía local asegura que, por ahora, no hay denuncias ni retiradas vinculadas a una concesión.
El detalle clave es la regla de las 72 horas. Y es que en California y en el área de Long Beach, no se permite dejar un vehículo más de 72 horas en el mismo sitio. Entonces, ¿cómo es posible que la policía no actúe? Según los residentes, esto se debe a que los Tesla son movidos periódicamente para evitar sanciones, un patrón que determina que esta acumulación de Tesla está relacionado con una gestión logística más que con un abandono.
Este no se trata de un caso aislado, ya que hay imágenes y reportes de situaciones similares en otros lugares de Estados Unidos, con decenas de Teslas aparcados en vía pública o en explanadas. En Signal Hill, el ayuntamiento y la policía han tomado nota y vigilan el cumplimiento del límite de 72 horas, que permite multar y remolcar si no se respeta.
El fenómeno llega en un momento de tensión por inventarios y competencia feroz en el mercado eléctrico estadounidense, lo que explicaría picos de almacenamiento y soluciones temporales fuera de los recintos comerciales. Mientras no se vulnere la ordenanza, aparcar en la calle es legal, pero la presión vecinal aumenta por la pérdida de plazas y la sensación de “aparcamiento fantasma” en manzanas enteras.
Si algún vehículo no se mueve pasado el plazo, puede ser etiquetado, multado y remolcado. Si se confirma el origen comercial, el consistorio podría requerir a la empresa una gestión distinta del stock. Hasta entonces, la historia de Signal Hill ilustra un choque entre logística e intereses vecinales que otros municipios ya están empezando a afrontar.
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