A lo largo de toda la temporada de 1992, Nigel Mansell tuvo que lidiar con un grave problema, una historia que prácticamente nunca es recordada en los medios de comunicación, ni por el propio expiloto. Es difícil de creer, dado el dominio del piloto de Williams en esa campaña, con nueve victorias en 16 carreras, pero el británico nunca estuvo al 100% físicamente.
“Antes de que empezara la temporada, en el invierno de 1991, me rompí el pie bajo una lluvia torrencial en Adelaide, desde entonces, hemos sabido por las imágenes que pasé por encima de algo que envió mi coche directamente contra el muro de hormigón”, contó Mansell sobre el Gran Premio de Australia de 1991 en el podcast Beyond The Grid.
“Me rompí tres dedos del pie y el pie izquierdo, las articulaciones estaban destrozadas”, explicó.
“Me llevaron enseguida al hospital y me dijeron que tenía que operarme de inmediato. Pregunté cuánto duraría la recuperación y me dijeron que de tres a cuatro meses. Obviamente no podía permitírmelo, no podía perderme tantas carreras, no podía”.
El coche de Nigell Mansell tras su accidente en Adelaida
“Dije que podía esperar. Si caminaba con el interior del pie y no apoyaba el peso en el exterior del pie, podía soportarlo. Un médico amigo mío tuvo que venir al hospital para que me dejaran irme”.
En ese momento, no se supo nada de la lesión de Mansell, e incluso The Guardian informó después de la carrera de que el británico sólo había sufrido “una fuerte contusión en el tobillo”.
Contra todo pronóstico, ese contratiempo no le impidió seguir con su preparación física, un aspecto muy importante para Nigell Mansell, ya que no era precisamente el piloto más delgado o liviano de toda la parrilla, y eso era una clara desventaja.
¡”Nelson Piquet, Alain Prost, Ayrton Senna y los demás pilotos, incluso Michael Schumacher, cuando salían de boxes ya eran medio segundo más rápido que yo! Pensé que tenía que hacer algo para cambiar eso, aunque no fuera mucho. Perdí unos siete kilos entrenando durante el invierno, haciendo dietas que eran horribles”.
“Cuando llevas en la Fórmula 1 tanto tiempo como llevaba yo, que además ya había estado cerca de ser campeón, sabes lo que tienes que hacer. ¿Tendrás el apoyo del coche, el motor, los mecánicos, todo el equipo y los patrocinadores para hacer realidad tu sueño? Esa ya es otra historia”, dijo.
“Pero sabía que era literalmente mi última oportunidad. Mi contrato terminaba en 1992 e intentaron deshacerse de mí antes de 1992 para contratar a Ayrton o Alain. Afortunadamente, mi contrato no podían romperlo. Gané el título mundial e igualmente se deshicieron de mí rápidamente”.
“Fue increíble, porque durante la pretemporada no le conté a nadie lo de mi pie roto. Hay que estar completamente loco para completar toda la temporada de 1992 con el pie izquierdo roto”.
“El hecho de que pasara tres o cuatro meses con muletas desde la última carrera, porque me operaron un pie izquierdo que entonces estaba todavía más fracturado, más dañado que un año antes, es una clara prueba de ello. Pero el trabajo ya estaba hecho. Ganamos. Claro que las carreras eran duras desde el punto de vista del dolor, pero la adrenalina superaba a todo lo demás. No iba a dejar que mi pie ni nada me distrajera de mi objetivo”, explicó el expiloto británico.
Incluso con un pie roto y con 39 años (lo que le convierte en el Campeón del Mundo más mayor de los últimos 50 años), Mansell dominó y venció a su compañero de equipo Riccardo Patrese. El italiano, que entonces poseía el récord de grandes premios, sólo ganó una vez ese año.
Las estadísticas no fueron mucho mejores en la clasificación, con 14 poles para Mansell frente a una de Patrese, que vio cómo perdía más de un segundo con su compañero de equipo en seis de las 16 rondas del curso, incluido un segundo y medio de diferencia en el arranque de la temporada en Kyalami. Tanto es así que, de cara a la tercera ronda en Brasil, el italiano estaba muy hundido.
“Cuando llegamos a Sao Paulo, Riccardo estaba muy descontento. Dijo que mi coche era entre un segundo y medio y dos segundos más rápido que el suyo, que las diferencias sólo se debían al coche”, dijo Mansell.
“Convencí a Patrick Head y a Frank Williams para que intercambiaran nuestros coches para la segunda sesión de clasificación, porque no quería un compañero de equipo que estuviera descontento todo el año”.
“Estaba en la pole provisional y en mi primera vuelta en la segunda sesión de clasificación, su coche no era tan bueno como el mío porque estaba preparado para él, pero fui un segundo y medio más rápido que él. Mirando los datos de la telemetría, Riccardo se dio cuenta de que yo era 60, incluso 70 km/h más rápido que él en varias curvas. ¡Con su coche!”.
Obviamente, ese suceso no dañó la relación entre Patrese y Mansell, al contrario: “Riccardo es un piloto tan profesional que eso le hizo centrarse en lo que estaba haciendo mal. Era consciente de que tenía que trabajar duro”. Patrese mejoró y finalmente acabó como subcampeón, justo por delante de Michael Schumacher, Ayrton Senna y Gerhard Berger, aunque con casi la mitad de puntos que Nigel Mansell.
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