Aunque la lucha por el título de 2025, como la de 2021, se definió en la última carrera en Abu Dabi, la tensión fue completamente diferente. Hace cuatro años, el ambiente entre Red Bull Racing y Mercedes fue hostil en muchos momentos, aunque Max Verstappen respondió con una sonrisa cuando recientemente se le recordó: «Bueno, hostil, hostil… Nadie se golpeó, ¿verdad? No creo que fuera hostil. Hostil es una palabra extrema. Fue enormemente competitivo. Que dos equipos no se cayeran bien en ese momento es otra historia. Pero hostil es otra cosa».
Sin embargo, Christian Horner y Toto Wolff intercambiaron numerosas pullas políticas. No ocurrió lo mismo en la batalla con McLaren, aunque a finales del año pasado y principios de este surgieron insinuaciones sobre alerones flexibles y agua en los neumáticos, a las que Zak Brown respondió con una botella especial para beber. Desde el verano, esa polémica ha desaparecido por completo. Esto fue evidente en la rueda de prensa del viernes en Abu Dabi, donde Brown y Laurent Mekies se sentaron juntos en un ambiente especialmente amistoso. En otro gesto conciliador, Mekies anunció que Red Bull dejaría de quitar la pegatina de Lando Norris en el muro de las rectas antes de las salidas.
En otras palabras, Mekies parece buscar la paz. «No sé si antes Red Bull estaba más al límite. Al final tuvimos una lucha limpia y justa, y así es como queremos correr», afirma el jefe del equipo francés. «Lo llevamos todo al límite, pero respetamos absolutamente a nuestros competidores. Que nadie se equivoque: seguimos yendo al límite y a veces lo sobrepasamos. Pero cuando se trata de deportividad y de respetar a nuestros adversarios, pensamos que se pueden hacer las dos cosas a la vez: estar al límite y ser respetuosos. El deporte es una lucha entre gigantes y nosotros lo sentimos así, respetando una vez más a nuestros rivales».
Según Mekies, este enfoque no solo beneficia a los rivales, sino también a Red Bull. Su método implica menos distracciones y, por tanto, menos ruido que antes. «Permítanme decirlo así: trabajamos en un mundo extremadamente competitivo y creemos que, para ser competitivo, también hay que disfrutar con lo que se hace. Trabajar duro, jugar duro: esa es la mentalidad de Red Bull», explica.
«Lo que hemos hecho como grupo es asegurarnos de que nos centramos puramente en las carreras, y de que no nos distrae el ruido a nuestro alrededor. En esencia, solo queremos hacer lo que nos gusta: hacer nuestro coche más rápido en la pista. Eso es todo. Queremos centrarnos en lo que nos gusta y esforzarnos más que los demás», añade Mekies.
Esta filosofía encaja perfectamente con su formación como ingeniero. Mekies adopta un enfoque sistemático, centrándose únicamente en los aspectos que hacen que su coche sea más rápido. La política no forma parte necesariamente de esa ecuación, por lo que ahora parece desempeñar un papel mucho menos relevante en Red Bull que antes. En ese sentido, Horner —también por sus antecedentes— representa un tipo diferente de jefe de equipo.
Esta tendencia no se limita a Red Bull. Con cada vez más ingenieros asumiendo con éxito el rol de jefe de equipo —como ocurre también en McLaren, Haas y Williams—, las polémicas públicas están desapareciendo progresivamente. Toto Wolff bromeó en Zandvoort afirmando que la Fórmula 1 todavía necesita ‘bastardos’ como jefes de equipo en términos de entretenimiento, pero esa batalla verbal ha estado menos presente en 2025 que en temporadas anteriores.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**

