Las razones para comprar un coche son variadas, como el diseño, la calidad, el equipamiento y el espacio. Sin embargo, desde 2019, la etiqueta medioambiental se ha vuelto un factor importante en la decisión de compra. Con cinco distintivos: A, B, C, ECO y CERO, un estudio de la OCU en 2023 señaló que estos a menudo se aplican incorrectamente y requieren una revisión normativa.
Aunque concienciaron a los usuarios sobre las tecnologías contaminantes, este sistema también restringe el acceso a las ciudades debido a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), limitando la movilidad. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lleva tiempo reclamando que el etiquetado ambiental de los vehículos se base en su nivel real de contaminación y no solo en el tipo de motor, ya que esto genera inconsistencias.
Actualmente, la normativa es bastante laxa en la asignación de estos distintivos, siendo la mayor discrepancia en la etiqueta ECO. Los híbridos convencionales, que pueden recorrer distancias cortas en modo eléctrico, tienen ventajas en términos de emisiones y consumo, pero requieren muchos kilómetros para que su compra sea rentable.
Por otro lado, la etiqueta ECO también se otorga a los microhíbridos (MHEV), cuyos motores eléctricos no impulsan las ruedas (en la mayoría de los casos), por lo que siempre consumen combustible, teniendo muy poco de eléctricos. La OCU destaca que esta situación es un claro ejemplo de las injusticias que se cometen entre distintos tipos de vehículos.
En este escenario, la OCU pone sobre la mesa una serie de críticas al sistema de etiquetas medioambientales implementado por la DGT, argumentando que perjudica a ciertos conductores, especialmente a aquellos con vehículos más asequibles. Según la OCU, el sistema actual clasifica los vehículos en función del tipo de motor y no de sus emisiones reales, lo que lleva a situaciones injustas en las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
El principal problema que detecta la OCU es que, aunque el sistema fue bien recibido al principio por su objetivo de concienciar sobre la contaminación, con el tiempo ha quedado obsoleto. A pesar de sus buenas intenciones, no refleja la verdadera contaminación que generan los vehículos. Esto ha resultado en que ciertos modelos con etiquetas más favorables, como algunos híbridos enchufables, pueden circular sin restricciones aunque tengan un alto consumo de combustible y mayores emisiones que vehículos de gasolina más pequeños y eficientes, a los que se les asignan etiquetas menos favorables.
La OCU destaca ejemplos como el Mercedes-AMG S 63 E, un híbrido enchufable que recibe la etiqueta CERO a pesar de su elevado consumo de más de 12 litros/100 km cuando usa gasolina, frente a vehículos como el Toyota Aygo X Cross, que emite menos pero tiene una etiqueta menos ventajosa. Esto afecta a los usuarios, quienes se ven limitados en su movilidad injustamente.
Por ello, la OCU pide una revisión urgente del sistema para que las etiquetas se asignen según las emisiones reales y no solo por el tipo de motor, con el fin de evitar más perjuicios a los usuarios y crear un sistema más justo.
El sistema actual genera situaciones en las que vehículos económicos de gasolina, con bajo consumo y emisiones reducidas, no tienen permitido circular por ciertas áreas, mientras que híbridos enchufables, que presentan un consumo y emisiones altos, pueden transitar y aparcar sin restricciones.
Ante la falta de acción por parte de la DGT, la OCU está pidiendo el respaldo de los usuarios para que se implementen cambios en el sistema de etiquetado sin más retrasos.
Redactor y probador especializado en vehículos eléctricos y movilidad sostenible. Escribe en Híbridos y Eléctricos desde 2017. Es ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid y Técnico especialista en vehículos híbridos y eléctricos por la SEAS. Ha trabajado en medios como Movilidad Eléctrica y Km77.