Lewis Hamilton describió su temporada 2025 en la Fórmula 1 como «una pesadilla, llevo un tiempo viviéndola», en lo que ha sido la peor campaña de su carrera. El siete veces campeón del mundo finalizó sexto en la clasificación general, a 86 puntos de su compañero en Ferrari, Charles Leclerc, y, por primera vez desde 2007, no logró ningún podio en todo un año.
El piloto de 40 años no imaginaba así su debut con la Scuderia, que comenzó con un destello de esperanza. Tras superar la expectación por su fichaje desde Mercedes, Hamilton fue rápido desde el inicio, logrando una victoria en el sprint desde la pole en la segunda carrera, en Shanghái. El británico comentó que ese fin de semana estaba «sintiendo de verdad» el SF-25, silenciando temporalmente a sus críticos.
Sin embargo, ese éxito resultó ser una anomalía. El Ferrari de 2025 carecía de ritmo constante y sus pilotos luchaban por la regularidad, agravado por un cambio de suspensión contraproducente. A esto se sumó el complejo proceso de adaptación de Hamilton tras 12 temporadas récord con Mercedes. «Llegué con la mente muy abierta», dijo en mayo. «No sabía lo difícil que iba a ser. Sabía que iba a ser difícil. Pero es tan desafiante como podría serlo en todos los frentes».
Con Hamilton necesitando tiempo para adaptarse, Leclerc —integrado en Ferrari desde 2016— supo maximizar el potencial del coche. El monegasco sacó ventaja, mientras Hamilton enfrentaba obstáculo tras obstáculo. La situación se complicó cuando Ferrari detuvo el desarrollo del coche a mediados de 2025 para centrarse en el cambio de reglas de 2026.
Hamilton tuvo que conformarse con un monoplaza diseñado sin su aportación, quedando atrapado en la zona media. Tras unos resultados aceptables en primavera —cuarto en Austria y Silverstone, tercero en el sprint de Miami—, todo se desplomó a partir de agosto: un accidente en Zandvoort, desobediencia a una orden de equipo en Bakú y tres eliminaciones consecutivas en la Q1, desde Las Vegas hasta Abu Dhabi.
Su pesimismo en las ruedas de prensa, con respuestas cada vez más lacónicas, reflejaba el deseo de que la temporada terminara. Esta actitud negativa llegó a irritar al presidente de Ferrari, John Elkann, artífice de su fichaje. Para la escudería, el proyecto Hamilton es crucial: llevan 17 años sin un título y no pueden permitirse otro fracaso.
La esperanza se renueva para 2026, con un nuevo ciclo reglamentario y un monoplaza en el que Hamilton ha participado. Con el piloto más adaptado al equipo, la próxima temporada será la prueba de fuego. De no estar a la altura, resurgirán las dudas sobre su futuro en la Fórmula 1.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**
