Las baterías de estado sólido tienen lo que las motos eléctricas reclaman, y pueden salvar a Europa del monopolio chino

Cuando se toca el tema de los paquetes de baterías de estado sólido, se habla de lo que va a ser una auténtica revolución en el sector de los vehículos eléctricos. Pero no podemos quedarnos sólo en los coches cero emisiones, donde van a tener una llegada vital, sino que esta tecnología revitalizará también a las motos eléctricas, que verán la solución a algunos de los mayores retos de la actualidad.
Y esto se debe a que una batería de estado sólido va a ser capaz de lograr una densidad energética mayor que su homóloga de iones de litio convencional. En estas últimas, el electrolito de la celda está en formato líquido, a diferenciar de los paquetes que se están ultimando y a los que hacemos referencia.
Y en toda su complejidad de desarrollo, los paquetes de estado sólido logran una fabricación que va a ser más barata, en cuanto a ahorro en piezas y en la construcción. Encontramos, por ejemplo, la particularidad de que el propio electrolito será el separador entre el ánodo y el cátodo, sin necesidad de ningún añadido para que no se mezclen, como se tiene que utilizar en las actuales de estado líquido.
Que logren una mayor densidad energética (de hasta el doble), significa que pueden ofrecer una autonomía que duplique el de las baterías de iones de litio que conocemos ahora, o lograr los mismos tiempos de uso con un tamaño muy inferior, dependiendo de las necesidades de cada vehículo. En el mejor de los casos, algunos modelos de motos eléctricas llegan a superar los 300 kilómetros de autonomía en ciudad, mientras que en ciclo mixto esta cifra se reduce considerablemente.
Con el ahorro en espacio y en peso, a su vez mejora la eficiencia del conjunto, y todo esto está directamente relacionado con la autonomía final que pueda lograr cualquier vehículo eléctrico con una carga al completo de la batería.
Para las motos eléctricas, claro esto, todo lo anterior se vuelve especialmente importante, y de hecho mucho más que en un automóvil, donde el espacio disponible y el peso no influyen tanto (dentro de una lógica) en la experiencia de conducción como lo hacen en una vehículo de dos ruedas.
Y no sólo eso, sino que también estamos hablando de unos paquetes de baterías de estado sólido que se cargan más rápido, reduciendo el tiempo de espera para rellenar las celdas, por no hablar de una seguridad del conjunto mucho mayor (en cuanto al riesgo de sobrecalentamiento o de fugas de líquido) y asegurando una vital útil más elevada, pues se habla de hasta cinco veces más ciclos de carga y descarga que en una de iones de litio actual.
Unas baterías de iones de litio de estado líquido, con las que China, y en concreto BYD y CATL, prácticamente tienen un monopolio a nivel mundial. Ya en 2021 suministraban el 79% de todos los paquetes utilizados en el mundo, y en los próximos años no se espera que tengan en su poder menos del 65% de la producción.
Los avances de Europa en este tipo de baterías, serán cruciales para tratar de adelantar a China como proveedor, o al menos de ser menos dependientes del país asiático. Aquí podría entrar también en juego la gestión de ese acuerdo son Serbia para sacar partido del yacimiento de litio que tienen entre manos. 
Eso sí, parece que las baterías de estado sólido no llegarán a los modelos de producción en serie hasta 2028, y de momento se habla de coches. No sabemos si por temas logísticos y rentabilidad podrían llegar antes a las motos eléctricas, o si llegarán a la vez o después.
Redactor de Híbridos y Eléctricos, cubriendo toda la actualidad del sector de los vehículos eléctricos y la movilidad sostenible. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Ciencias de la Información por la Universidad de Málaga. Cursó el máster Comunicación y Periodismo Deportivo en la Universidad Europea. Además, ha trabajado en medios de comunicación del motor como Autopista, Motor1 y SoyMotor.

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