Durante décadas, tener coche fue sinónimo de libertad. Poder conducir era acceder a una vida adulta e independiente. Pero esa idea se está desdibujando entre las generaciones más jóvenes. Hoy, la libertad ya no se mide en kilómetros recorridos, sino en la posibilidad de elegir cómo moverse sin necesidad de poseer un vehículo.
Según un informe publicado en marzo de 2025 por La Vanguardia, el 57% de los jóvenes en España entre 18 y 35 años estaría dispuesto a modificar sus hábitos de movilidad por razones ambientales. La mitad de ellos reconoce que la propiedad de un coche ya no es una prioridad. Y en las grandes ciudades, ese cambio ya es visible: el uso del transporte público, la bicicleta, los patinetes y las soluciones compartidas, desde el carsharing eléctrico, pasando por las motos o los sistemas de bicicletas eléctricas de alquiler por minutos, se ha disparado.
En Madrid y Barcelona, uno de cada cuatro trayectos realizados por menores de 30 años se hace mediante plataformas de movilidad eléctrica compartida. Empresas como Zity, Acciona o Wible reportan crecimientos anuales de doble dígito en el uso de sus vehículos entre los más jóvenes. Este patrón también está vinculado a un aumento del uso combinado de medios de transporte, coordinado desde apps móviles que permiten planificar rutas, horarios y precios en tiempo real.
La razón de fondo es múltiple. Por un lado, la conciencia medioambiental. La emergencia climática ha calado profundamente en las nuevas generaciones, que perciben el coche privado como parte del problema.
Por otro, la cuestión económica: adquirir, mantener y aparcar un coche resulta prohibitivo para muchos jóvenes, especialmente en entornos urbanos donde el transporte público es abundante. Además, la digitalización ha facilitado nuevas formas de moverse que se adaptan mejor a su estilo de vida.
Este cambio cultural no solo afecta a la movilidad. Redefine también la identidad personal y la forma de entender el espacio público. Las zonas de bajas emisiones, la expansión de los carriles bici y la peatonalización de los centros urbanos son respuestas a una demanda social que ya no pone el coche en el centro. Para muchos jóvenes, la verdadera libertad está en no depender de él.
El resultado es una transformación urbana silenciosa pero profunda. Las ciudades del futuro, tal y como apuntan los expertos reunidos en el último Foro de Movilidad celebrado en Madrid, serán resilientes, sostenibles y multimodales. Y los jóvenes no solo se están adaptando a ese modelo: lo están liderando.
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Para los jóvenes, el coche eléctrico no es una revolución tecnológica sino lo que pone fin al clásico símbolo de libertad
