La Orbea Rise se acaba de renovar (no es una actualización, es una bicicleta completamente nueva) como modelo 2025. Y nosotros hemos tenido la oportunidad de poder disfrutar de ella en la Transpyr 2024, una carrera por etapas (concretamente siete) que se ha disputado entre la ciudad de Roses (Girona) hasta la francesa San Juan de Luz y que ha atravesado, literalmente, Los Pirineos.
Pero la amabilidad de Orbea ha ido más allá de ofrecernos un puro y duro disfrute de esta bicicleta: quería que pusiéramos a prueba esta Rise SL M10 en condiciones lo más reales (y duras) posibles, con la intención de mostrar que es posible realizar un ciclismo muy cercano al ‘muscular’ o ‘pulmonar’ pero con la inestimable ayuda de un motor justo en el momento que sea necesario. Ese tipo de bicicletas a las que se han denominado como eBikes ‘light’ y a las que la nueva Rise pertenece por derecho propio.
Vamos a centrarnos en el acabado SL que es el que hemos probado: las siglas responden a la denominación ‘Super Light’, dando como resultado un modelo muy liviano de corte ‘Trail’ gracias a sus recorridos de suspensión que se quedan, en ambos ejes, en 140 mm. Recordamos que existe una versión de carácter más ‘endurero’ que han apellidado LT (Long Travel) y que, además de aumentar el recorrido de sus suspensiones (160 mm delante y 150 detrás) ofrece una geometría algo más enfocada a bajar, lo que hace de la LT un modelo más cercano a la categoría del ‘Enduro’.
Nuestra protagonista, la Orbea Rise SL M10 (desde 7.999 €), se nos antojó como perfecta para esta prueba: por un lado, por el propio enfoque ‘Trail’, más que suficiente para los entornos que nos encontramos, bastante técnicos en algunos momentos pero no excesivamente abundantes: tocamos mucha pista, singletracks y carretera, perfecto para una ‘Trail’ y menos idóneo para una bicicleta de ‘Enduro’. Por otro lado, también fue una compañera ‘perfecta’ por su ligereza: y es que tuvimos que ‘portearla’ en determinados momentos y sus poco más de 18 kg fueron un gran aliado.
La Orbea Rise SL M10 que nos cedieron venía con la batería de mayor capacidad: de serie se suministra con una de 420 Wh pero, opcionalmente, podemos pedir que nos venga de serie con la más capaz de 630 Wh: son 200 € más y añadimos, de esa manera, 920 g. al peso total. Por si acaso, también venía con el Range Extender de 210 Wh (449 €) que pesa 1.037 g. En total, nuestra Rise SL M10 costaba 8.648 €.
Uno de los cambios más destacados de la nueva generación de la Orbea Rise es el motor Shimano EP8 RS. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, esta unidad motriz entrega la potencia en función de la cadencia de pedaleo, premiando de esa manera el constante esfuerzo del ciclista. Ahora bien, y esta es la novedad con respecto al anterior modelo, el máximo par motor se ha llevado a los 85 Nm (antes eran 60), al nivel de las eBikes ‘full power’, lo que le otorga una inmensa versatilidad a esta Rise. Además, las posibilidades de personalización del motor son múltiples, permitiendo diferentes perfiles en cuanto a aporte de potencia. Nosotros llevamos una configuración enfocada a, por un lado, dejar que fueran nuestras piernas las que se esforzaran para mover la Rise y, por otro lado, a que el consumo fuera irrisorio. 4 modos fueron los que llevamos: el ECO (con un par máximo de solo 20 Nm), el Trail 1 (30 Nm), el Trail 2 (42 Nm) y el Boost (85 Nm). Este último no se puede personalizar.
Los componentes y/o periféricos rindieron a gran altura: las suspensiones, firmadas por Fox y en acabado Factory (horquilla 34 GripX y amortiguador Float LV) rindieron a la perfección, aunque echamos en falta un mando de bloqueo del amortiguador.
La transmisión, de lo mejorcito: y es que el acabado XT de Shimano nunca defrauda y hasta en las condiciones más extremas (mucho barro) rindió a la perfección. Los frenos XT de dos pistones mostraron potencia más que de sobra a pesar de los fuertes desniveles. Solamente tuvimos un pequeño susto: en una bajada muy rápida de bastantes kilómetros (en la etapa 2), el disco trasero se calentó y comenzó a oler un poco a quemado. Entendimos que pudo ser una falta de rodaje (nosotros estrenamos la Rise), hecho que no volvió a ocurrir en toda la carrera.
Como decíamos, el nuevo Shimano EP8 RS es una de las grandes novedades de la Rise 2025. El anterior EP8 RS lo pudimos probar en la Rise H10 2022 en la carrera del Desierto de Los Monegros el pasado 2023 y nuestra experiencia fue muy positiva. El nuevo motor nos recuerda en gran medida al anterior. Su funcionamiento es muy suave y la entrega de potencia no es nada brusca. Es cierto que estuvimos en el modo ECO en la mayoría de las ocasiones y, con la poca potencia que programamos, era de esperar una sutil entrega de la misma. Pero es que este motor es así. Notamos algo más de ruido interno que en otras ocasiones, pero nada preocupante.
Nosotros salimos a competir con una idea: ver si era posible practicar un ciclismo casi muscular, que es la finalidad del concepto de eBike ‘light’. Por ello, nos movimos constantemente en el modo ECO y, la verdad, es que el esfuerzo que tuvimos que hacer fue notable. Es cierto que, aún con el poco aporte que teníamos de potencia, en subidas muy pronunciadas desarrollamos más velocidad que los ciclistas que no llevaban eBikes, lo que provocaba oír, de vez en cuando, algún comentario del tipo…”¡con motor yo también corro!”. Pero, la verdad, siempre desde un tono de camaradería total. Hablamos que, en pendientes del 10-15 % no era difícil ver en nuestro GPS velocidades más allá de los 10 km/h. Pero, eso sí, tras realizar un notable esfuerzo físico.
¿Lo mejor? Que cuando las fuerzas nos empezaron a fallar (digamos que en las últimas etapas), pudimos abusar un poco (solo un poco, ojo) del siguiente modo, el Trail 1. Los 10 Nm de más se notaban, pudiendo de esa manera relajarnos más y no estresarnos cuando veíamos que se nos avecinaba un fuerte ascenso. Solamente en muy grandes desniveles o subidas con mucho barro llegamos a utilizar el Trail 2. Y eso que tampoco un aumento de potencia, cuando el firme no agarra, era tan beneficioso, por las pérdidas de tracción que implicaba, por lo que, ‘usar usar’, no lo usamos tanto. Y es que en esas subidas donde tuvimos que echar el pie, vimos como algunos ciclistas con ‘pulmonares’ (y con un gran fondo físico, todo hay que decirlo) nos adelantaron a velocidades ínfimas…
Y luego estaba el modo Boost. Tenemos que decir que podríamos haber hecho esta prueba sin él pero, ya que lo teníamos, lo usamos, concretamente, en dos ocasiones: y fueron en sendos pasos por unas ‘uves’ muy pronunciadas, con una salida en pendiente muy acentuada (calculamos que sobre el 25% de desnivel) y de buen agarre, situación ideal para soltar toda la ‘caballería’ de la Rise y coronar a velocidad ‘hiperespacial’. Literal. Quizás no es imprescindible el Boost en una bicicleta eléctrica ‘light’, pero ahí está y, seguro, que en algún momento nos puede sacar de una situación comprometida.
Ese comentario abundó entre otros participantes de la carrera a los que les contábamos nuestras experiencias con la nueva Rise SL. Porque, hay que reconocer que la Rise causó furor: la mayoría de la gente sabía de su existencia y se interesaba por ella. Y, aunque es algo ‘vanal’, decir que la combinación cromática gustaba mucho: en vivo gana muchos enteros… Pero más ‘gustaba’ la Rise cuando les decíamos a los interesados el consumo que estaba teniendo. Y, siendo honestos, si no lo llegamos a probar en nuestras propias ‘carnes’, nosotros tampoco hubiéramos creído las cifras que ha arrojado el grupo motriz.
Un detalle: en ningún momento llegamos a utilizar el Range Extender. Siete fueron las etapas, como ya hemos comentado en los diferentes reportajes, con kilometrajes muy altos y, sobre todo, muchos metros positivos de desnivel acumulados. Al finalizar cada etapa, comprobamos la batería restante y nuestra cara de asombro fue una constante. A continuación detallamos los datos obtenidos:
Analizando un poco los datos observamos que las etapas de más consumo fueron la 3 (130 km) y la 6 (95 km). La primera, por el hecho de que hablamos, nada más y nada menos, que de 130 km y 3.350 mts de desnivel (nuestro GPS, incluso, marcó 3.509 mts): es increíble haber realizado la ruta utilizando el 60% de los 630 Wh de capacidad que tiene la batería.
Y luego estaba la etapa 6, para nosotros de las más duras físicamente hablando: la etapa 4 fue la fatídica de la lluvia, con unas condiciones extremas pero que, ni técnicamente ni físicamente hablando, llegaba al nivel de la 6. Esta etapa tuvo unas secciones muy complicadas, con rampas de gran desnivel, singletracks en pendiente con piedra en los que tuvimos que portear la bicicleta… En definitiva, una dura jornada (que se sumaba a los casi 570 km que llevaban nuestras piernas encima) que hizo que tiráramos un poco más de los ‘modos Trail’. Eso hizo que el consumo fuera similar al de la etapa 3 de 130 km, y eso que tenía ‘solo’ 95 km.
Por cierto, queremos destacar que estos datos de consumo se han extraído directamente de la App E-Tube Project de Shimano que nos muestra la capacidad de la batería en 10 ‘barritas’ (10% de capacidad cada una). Eso supone que no podamos afinar más en los datos. Lo hemos querido mostrar así porque es lo que de serie se ofrece. Si tenemos un navegador o GPS compatible, la capacidad o remanente de la batería se puede precisar más.
Dependerá de nuestras intenciones, claro está, pero, la verdad, es que el concepto ‘light’ nos está, poco a poco, cautivando. Y es que hay que tener en cuenta que, entre los entrenamientos y la carrera, hemos realizado cerca de 1.100 km con la Rise, suficientes para tener una opinión bastante fundada al respecto.
Esta Orbea Rise SL M10 permite una utilización ‘casi’ pulmonar, y no engañamos. En fuertes pendientes, el motor nos asiste, pero lo que queramos: no es difícil ir en el modo ECO sin ‘morirnos’ en el intento (con las pesadas ‘full power’ es casi imposible subir una gran pendiente en modo ECO). En zonas de llaneo, ir por encima de los 25 km/h era sumamente fácil y no exageramos si decimos que logramos mantener el ritmo de las pulmonares sin problema. Rodar en torno a los 30 km/h (o más) era realmente sencillo, tanto por el peso y reactividad de la bicicleta como por el buen rodar de los neumáticos; no somos ‘forofos’ de los Schwalbe pero estos que montaba nuestra protagonista (Schwalbe Wicked Will Evo TLE 29×2.40), a pesar de un dibujo decididamente ‘trail’, no lastraban en exceso.
Bajando, esta bicicleta tenía un comportamiento muy similar a una pulmonar: el hecho de que no pese tanto hace que sea algo más nerviosa y que posea menos aplomo que una eBike de otro tipo. En ese sentido, las ‘full power’ de gran ‘tonelaje’ son fantásticas.
Pero, lo bueno de una bicicleta eléctrica ‘light’ con respecto a una pulmonar llega cuando, por un motivo u otro, las fuerzas flaquean: tenemos a nuestra disposición toda la potencia que deseemos. Salir a rodar con la tranquilidad de que podemos ‘machacarnos’ lo que queramos y que, en el momento que lo necesitemos, tengamos a nuestra disposición hasta 85 Nm de par motor, es una maravilla.
Y, gracias a ello, nos planteamos en su momento realizar esta aventura. Estamos en forma, es verdad, pero, rodar sin estrés, sabiendo que tenemos un ‘seguro de vida’ entre las piernas, nos ha permitido disfrutar mucho de esta carrera, sin agobios por si en algún momento nuestro físico no diera para más. Y, esa seguridad, ha hecho que nos exigiéramos en determinados momentos y que, todo sea dicho, nos soprendiéramos a nosotros mismos por nuestro rendimiento.
La Orbea Rise SL M10 que nos acompañó (y nos cuidó) durante la Transpyr 2024 se nos quedará en nuestros recuerdos para siempre. ¡Incluso nos dio pena cuando la dejamos a la organización para que la devolvieran a Orbea!. La Rise 2025 es una bicicleta válida para cualquier tipo de usuario: sí, ya sabemos que hay ciclistas que ‘reniegan’ de las eBikes y que será muy difícil convencerles. Posiblemente no quieran probar una bicicleta como esta Rise por si acaso se enganchan y tienen que acabar reconociendo que las eBikes ‘light’ son la ‘piedra filosofal’ del ciclismo moderno.
Nos ha gustado el planteamiento de la Rise, en especial el de la versión SL: es la esencia pura de la categoría ‘light’, una bicicleta muy ligera y muy reactiva, que sirve para practicar un ciclismo ‘casi’ pulmonar. Las posibilidades de personalización del motor Shimano EP8 RS son infinitas, lo que nos permite practicar el ciclismo que deseemos. Y la potencia del modo de 85 Nm es abrumadora. Lo tiene todo. Además, a poco que cuidemos la asistencia, la autonomía es impresionante. Recomendamos, aunque incrementemos un poco el peso, instalar la batería de 630 Wh. Son solo 200 €, pero 210 Wh más que, como hemos podido ver, han cundido para mucho.
Desde nuestra perspectiva, el acabado SL se nos antoja más recomendable que el LT. No hemos echado en falta más recorrido (los 140 mm, en especial los traseros, son inagotables). La geometría es muy bajadora (la dirección está a 65,5º y los ejes, en nuestra talla M, a 1.220 mm), lo que hace que sea muy estable en cualquier situación. Y el peso es más bajo que en el modelo LT. Para nosotros, mejor la SL aunque, como todo, habrá opiniones para todos los gustos.
No hemos encontrado defectos reseñables: nos hubiera gustado un mando para el bloqueo del amortiguador. O un pequeño display (existe como opción) para ver, al menos, el estado de la batería. Pero poco más echamos en falta. Como pasa con la mayoría de las bicicletas, creemos que los precios son altos. Es cierto que, en comparación con la competencia, esta Rise SL M10 tiene un precio competitivo. Lo bueno es que se acaba de lanzar la versión de aluminio que, aunque pierda parte de la ‘gracia’ (evidentemente, será más pesada) parte de precios muy apetecibles…
Más información en: Orbea Rise SL M10
Redactor y probador de Híbridos y Eléctricos. Cubre información de las últimas novedades sobre ciclismo y bicicletas eléctricas.
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