Ralf Brandstätter, de Volkswagen: "No es tan fácil como traer nuestros coches chinos a los mercados europeos"

Ralf Brandstätter, de Volkswagen: "No es tan fácil como traer nuestros coches chinos a los mercados europeos"

Título: Ralf Brandstätter, de Volkswagen: «No es tan fácil como traer nuestros coches chinos a los mercados europeos»

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En un panorama marcado por la creciente globalización, el sector automotriz se encuentra ante una notable tendencia hacia la regionalización. Las marcas de renombre están desarrollando líneas de productos específicas para mercados determinados, las cuales no se comercializan en otras regiones. Este fenómeno se manifiesta de manera particularmente evidente en China, donde Ralf Brandstätter, miembro del Consejo de Administración de Volkswagen AG y responsable de las operaciones en China, ha compartido su perspectiva sobre las complejidades de este proceso.

En una publicación en su cuenta de LinkedIn, Brandstätter plantea una inquietud recurrente: “Si un coche es inteligente, tiene un diseño elegante y está listo para las carreteras chinas, ¿por qué no exportarlo a Occidente? ¿O fabricarlo en Europa? La realidad es que los coches no solo se trasladan entre mercados, sino que se desarrollan para cada uno de ellos. Lo que parece una simple maniobra comercial se convierte rápidamente en una lección de complejidad global”.

En su análisis, Brandstätter detalla varios factores que complican la exportación de modelos chinos al mercado europeo. El primero de ellos se refiere a las normativas y la seguridad: “Lo que está listo para circular en un país a menudo no lo está en otro. Europa y China presentan diferentes regulaciones en materia de emisiones, seguridad y privacidad de datos. Esto requiere un esfuerzo considerable en ingeniería, a menudo implicando la reconstrucción total del vehículo para cumplir con las normativas regionales”, explica.

El segundo aspecto que aborda Brandstätter está relacionado con la tecnología utilizada en cada mercado: “China lidera la transformación global hacia la movilidad eléctrica, especialmente en lo que respecta a la química de las baterías, la integración de sistemas de Asistencia a la Conducción Avanzada (ADAS) y la infraestructura urbana para vehículos eléctricos. El ecosistema tecnológico del mercado chino es único. Sin embargo, lo que funciona en una ciudad como Shanghái, donde la velocidad media es de aproximadamente 30 km/h, no se puede aplicar automáticamente a las autopistas alemanas, donde los sistemas de conducción asistida deben operar a velocidades mucho más altas”.

El tercer aspecto que menciona se refiere a las expectativas de los consumidores, que difieren notablemente entre China y Europa: “Los compradores chinos esperan vehículos conectados, impulsados por inteligencia artificial, con controles de voz eficientes y cabinas inteligentes como estándar. La edad promedio de los compradores de vehículos eléctricos en China es inferior a 35 años, con una mentalidad digital y un fuerte interés por la experiencia. En contraste, la edad promedio de los compradores europeos es de 56 años, quienes suelen priorizar controles táctiles, durabilidad a largo plazo y dinámica de conducción. Estas diferencias no son solo preferencias, sino que moldean toda la estrategia de producto y experiencia de usuario desde el inicio”.

Brandstätter sostiene que, dada esta diversidad, la industria automotriz enfrenta una nueva realidad: “se está moviendo hacia la regionalización, no solo en términos de innovaciones y necesidades de los clientes, sino también en relación con regulaciones y acceso al mercado. Los debates actuales sobre aranceles para la importación de vehículos a Europa, EE. UU. y China son un claro ejemplo de ello. Además, existe el riesgo de que las propiedades intelectuales de ciertas tecnologías clave ya no puedan cruzar fronteras nacionales en el futuro. Por lo tanto, la resiliencia de nuestra industria hoy también implica desarrollar y construir localmente para minimizar los riesgos geopolíticos”.

Finalmente, ante la pregunta recurrente sobre si los vehículos desarrollados en China para el mercado chino son auténticos Volkswagen, Brandstätter responde de manera contundente: “Por supuesto, al 100 %. El ADN de nuestras marcas es la esencia de todo lo que hacemos. No hacemos concesiones en ningún lugar del mundo. Volkswagen representa valores como la calidad, la seguridad y la fiabilidad

Editado con FGJ CONTENT REWRITER