Seis asientos siguen disponibles en la parrilla de F1 de 2026 tras el anuncio de que Sergio Pérez y Valtteri Bottas pilotarán para el nuevo equipo Cadillac.
Si bien algunos equipos se espera que mantengan sus alineaciones actuales —aunque tras prolongadas maniobras y tensiones en los despachos—, otros son objeto de gran intriga. En el universo Red Bull, solo Max Verstappen tiene contrato garantizado más allá de 2025; los otros tres asientos están en el aire debido a luchas internas, decisiones caprichosas de la dirección y la siempre presente política de “subir o fuera” del programa de jóvenes pilotos de Red Bull.
Pierre Gasly seguirá en Alpine, mientras que la identidad del piloto que ocupará el otro asiento parece depender en gran medida del lado de la cama por el que se levante Flavio Briatore ese día.
Foto de: Mark Sutton / Formula 1 via Getty Images
¿”Trátalos con dureza para mantenerlos alerta”? No exactamente, pero el jefe de Mercedes, Toto Wolff, prefiere mantener sus opciones abiertas y rara vez se apresura a cerrar acuerdos a largo plazo; recordemos que en 2023 mantuvo un largo tira y afloja contractual con Lewis Hamilton, que acabó en un acuerdo “uno más uno” que el propio Lewis consideró insatisfactorio. De ahí que ahora vista de rojo.
Ambos asientos de Mercedes están abiertos de cara a 2026, ya que los contratos de George Russell y Kimi Antonelli expiran —en el caso de Antonelli, tras un solo año de contrato. Se sabe que Wolff ha mantenido conversaciones con Verstappen y su entorno, pero Max ha preferido prudentemente quedarse donde está el próximo año y evaluar el orden competitivo con las nuevas regulaciones técnicas.
En esa situación, Russell pasó de una posición de debilidad a tener una mano más fuerte durante el verano, declarando en Spa que no tiene “nada de lo que preocuparse”. Sigue estando “gestionado y controlado en cierto modo por Mercedes”, por lo que se entiende que renovar para 2026 y más allá es cuestión de detalles.
Por su rendimiento en un coche caprichoso esta temporada, sería atrevido sugerir que otro piloto podría hacerlo mejor.
En cuanto a Antonelli, su desempeño es más frágil, aunque la vuelta de Mercedes a una geometría trasera de suspensión anterior parece haberle devuelto confianza. Wolff y Mercedes han invertido mucho tiempo y energía en su carrera y, dejando de lado la “falacia del coste hundido”, sería prematuro descartarlo tras una sola temporada.
“Sentar” a Antonelli un año y poner a un piloto más experimentado junto a Russell es una de las opciones menos probables. A largo plazo dañaría aún más su confianza y, al igual que con Russell, hay pocas alternativas que lo hicieran mejor.
Un regreso de Mick Schumacher es altamente improbable y el destino en monoplazas del actual piloto reserva, Frederik Vesti, parece estar más orientado hacia la propulsión 100% eléctrica.
Foto de: Peter Fox / Getty Images
Yuki Tsunoda camina ahora mismo por la cuerda floja en el segundo asiento de Red Bull. Pese al sinfín de declaraciones engañosas de altos cargos de la organización, incluido el exjefe Christian Horner, los acontecimientos de esta temporada no han hecho más que confirmar que se trata de un equipo de un coche y un piloto.
Además, Red Bull ha caído en la costumbre irritante e injustificada de cargar contra su segundo piloto, responsabilizándolo de sus propios fallos. En el último año, tanto Sergio Pérez como Liam Lawson han sido sacrificados, y Tsunoda solo se ha librado porque la lista de posibles sustitutos se ha reducido.
Así, Tsunoda sigue adelante, lastrado con una especificación más antigua de un coche difícil y problemático.
Durante la última semana del parón veraniego, en internet se disparó el rumor de que el cuatro veces campeón de IndyCar Álex Palou —actualmente objeto de una demanda de 30 millones de dólares por parte de McLaren— podría reemplazar a Tsunoda el próximo año. El origen fue un artículo especulativo en el Indianapolis Star que afirmaba que “fuentes aseguran” que Red Bull estaba interesado.
Palou ha mostrado siempre interés en llegar a la F1, pero tanto él como su entorno se apresuraron a desmentir cualquier negociación. ¿Estaría tan desesperado por dar el salto que rompería su contrato de IndyCar con Chip Ganassi Racing para 2026 y aceptaría uno de los asientos menos deseados de la parrilla?
Isack Hadjar es otra opción, pero ya ha dejado claro que no quiere dar ese paso aún. El siguiente nombre en la escalera de jóvenes de Red Bull es Arvid Lindblad, que este año se subió al coche en los libres 1 de Silverstone gracias a una exención de la superlicencia, pero parece más probable que primero ascienda a Racing Bulls.
¿Segunda oportunidad para Liam Lawson?
Foto de: Red Bull Content Pool
Tanto Isack Hadjar como Liam Lawson tienen contratos de un año —Lawson por su paso fallido por el equipo principal de Red Bull, y Hadjar porque dentro de la estructura había quienes no confiaban demasiado en él.
Tras un arranque titubeante en Melbourne, Hadjar ha sorprendido a sus críticos esta temporada con actuaciones sólidas. Ha contado con un coche relativamente benigno, pero aun así ha superado a Lawson, que sigue en fase de reconstrucción de confianza.
Se entiende que Hadjar es muy reacio a la idea de ser promocionado al equipo principal por ahora, y con razón. Pero, pese a haber fichado por la agencia 22 Ventures, que también gestiona a futbolistas como Kylian Mbappé y Bukayo Saka, sigue siendo producto del sistema Red Bull y podría verse obligado a aceptar.
Franco Colapinto, Alpine
Photo by: Sam Bagnall / Motorsport Images
Entre los “cáliz envenenados” que ofrece la Fórmula 1, un asiento en Alpine solo queda por detrás de compartir garaje con Verstappen en Red Bull. Gasly, que ya probó de esa amarga copa, tiene contrato para 2026, pero el segundo asiento está potencialmente abierto para cualquiera con suficiente fortaleza mental.
Jack Doohan sigue formando parte de la estructura Alpine, pero es poco probable que vuelva pronto al coche. Franco Colapinto, que lo reemplazó a principios de temporada, se entendía inicialmente que estaba en un acuerdo de evaluación de cinco carreras, pero a quienes iban contando ya se les acaban los dedos.
El jefe de facto Flavio Briatore sigue siendo inescrutable cuando se le pregunta por la situación, ofreciendo una respuesta distinta cada vez, como una báscula de cocina defectuosa. Se entiende que Colapinto, cuya confianza parece disminuir cada vez que pilota el A525, está básicamente en un acuerdo carrera a carrera, así que podría seguir el camino de Doohan en cualquier momento.
Es como la versión de F1 de El pozo y el péndulo, aunque con Briatore en lugar de Vincent Price al mando.
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