Hay un dato que parece casi paradójico si se observa desde la primera parte de la temporada. Desde el fin de semana del GP de Mónaco incluido, Williams es el equipo que menos puntos ha conseguido: tan solo ocho. Un botín muy pobre para una escudería que, hasta Imola, había sido una de las grandes protagonistas en la zona media, liderando con claridad la lucha por la quinta posición en el campeonato.
Sin embargo, desde Mónaco, el rumbo ha cambiado completamente: de ser uno de los equipos más sólidos y consistentes del grupo intermedio, ha pasado a ser el que menos puntos ha sumado. Lo preocupante no es solo la cifra en sí, sino todo lo que la rodea: un rendimiento irregular, errores en la ejecución y múltiples problemas de fiabilidad en las últimas citas.
Si analizamos las últimas cinco carreras, más allá del doble top 10 en Mónaco, también encontramos cuatro abandonos —uno incluso antes de la salida— y solo dos llegadas en los puntos: en Canadá y en Gran Bretaña, pese a que había potencial para más.
Foto de: Erik Junius
Pero los problemas de sobrecalentamiento que han afectado a Alex Albon en varias ocasiones, junto con algunos accidentes evitables, pesan mucho en un balance que muestra cómo sus rivales directos se han acercado, sobre todo tras las últimas mejoras técnicas introducidas por varios equipos.
El FW47 nació como un buen coche: competitivo en la zona media y bastante versátil. Junto a Racing Bulls, Williams era capaz de luchar de forma constante por los puntos e incluso plantar cara a los equipos punteros en circunstancias concretas, como en Miami. Sin embargo, sus rivales no se han quedado de brazos cruzados y han empezado a traer novedades técnicas.
Haas F1 Team ha trabajado para reducir el bouncing en el VF-25, Sauber F1 Team a introducido mejoras que han hecho su monoplaza mucho más competitivo, Aston Martin Racing ha ido incrementando la carga aerodinámica en su AMR25, mientras que Alpine —al igual que Williams— hace tiempo que decidió centrarse en 2026, aunque sigue mostrando altibajos.
No es un secreto que Williams ha centrado todos sus esfuerzos en 2026, siendo uno de los primeros —si no el primero— en abandonar el desarrollo de su coche actual para enfocarse en el próximo año. Todo ello a sabiendas de que algunas de las carencias del FW47, de las que se ha quejado especialmente Carlos Sainz, no se corregirán en términos de equilibrio.
Los monoplazas de Williams tienen un ADN peculiar, que requiere tiempo para ser comprendido, y Sainz poco a poco está encontrando la manera de sacarle partido, aunque los resultados aún no reflejan el progreso real. Y aquí entran dos factores clave: la ejecución y el rendimiento.
Si repasamos la temporada, no es ningún secreto que el equipo de Grove ha cometido errores importantes en cuanto a ejecución. Entre Miami e Imola, perdieron puntos valiosos —precisamente con Sainz— debido a malas decisiones estratégicas, como montar neumáticos inadecuados o elegir una táctica de carrera equivocada.
Foto de: Peter Fox / Getty Images
Otro factor clave es la gestión de temperaturas. En términos de fiabilidad, este aspecto ha tenido un impacto decisivo. En carreras como Canadá, obligó a Albon a reducir el ritmo antes de abandonar, acabando con toda opción de puntuar en un trazado teóricamente favorable. Lo mismo ocurrió en Austria, otro circuito donde el equipo de Grove esperaba sumar, pero de donde salieron con un doble cero.
Antes de estas últimas carreras, Williams había realizado modificaciones en el sistema de refrigeración, incluyendo cambios en la cubierta del motor —lo que provocó un fallo en clasificación en el coche de Albon hace algunas carreras—, pero estas novedades no han dado los resultados esperados. De hecho, parte de los entrenamientos libres en Silverstone se dedicaron a pruebas para comprender mejor estos problemas.
“Creo que podemos solucionarlo durante esta misma temporada. Tenemos que hacerlo. Especialmente considerando cuántos puntos hemos perdido por este motivo. Cuando lleguen las mejoras, necesitaremos un coche capaz de terminar carreras. Tuvimos suerte en ciertos aspectos: el frío en Silverstone nos ayudó, pero más adelante en el año tendremos carreras muy calurosas”,
dijo Albon.
Foto de: Glenn Dunbar / LAT Images via Getty Images
De hecho, el propio piloto anglo-tailandés anunció que deberían llegar algunas actualizaciones para el FW47 que ayudarán a trabajar en las debilidades del coche, aunque es evidente que el riesgo es que lleguen demasiado tarde respecto a sus rivales. Esto pone en peligro ese quinto puesto en el campeonato que hace solo unas semanas parecía casi asegurado.
El tema de las temperaturas también afecta a los neumáticos. Ahora que la F1 se desplaza a circuitos rápidos y calurosos, Williams —que siempre ha sufrido con el sobrecalentamiento de las gomas— está teniendo muchos problemas para encontrar la ventana óptima de funcionamiento y aprovechar al máximo el agarre, especialmente con los compuestos más blandos en clasificación.
Esto quedó claro también en el último fin de semana en Silverstone, donde —pese a que se trata de un trazado favorable— el coche no logró brillar. Las temperaturas bajaron el sábado respecto al viernes, y aun así, la FW47 sufrió más de lo previsto. Fue necesaria la lluvia, algunos fallos de rivales y decisiones acertadas desde el muro para reactivar el coche y hacerlo competitivo.
La decisión de centrarse de forma anticipada en 2026 puede acabar siendo acertada, pero mientras tanto, Williams está pagando caro el inmovilismo. Con sus rivales en plena evolución, la sensación es que el FW47 está compitiendo con el freno de mano echado, confiando en una ventaja inicial que ya casi ha desaparecido… a la espera de tiempos mejores.
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