La polémica entre Max Verstappen y la FIA por su lenguaje fuerte en la Fórmula 1 ha sacudido el paddock, dividiendo opiniones. Ralf Schumacher se une al respaldo del piloto holandés, llegando incluso a pedir la destitución del presidente Mohammed Ben Sulayem.
La controversia se desencadenó con las declaraciones de Ben Sulayem, advirtiendo sobre sanciones más severas por malas palabras. Verstappen, sin embargo, desafió estas indicaciones durante una conferencia de prensa al expresarse sin filtro. Por ello, la FIA lo llamó a comparecer y le impuso servicio comunitario como castigo.
Esta situación generó tensiones y distracciones, con Verstappen adoptando una postura desafiante hacia la FIA durante el fin de semana. Schumacher, recordando un incidente personal con lenguaje inapropiado, criticó duramente a Ben Sulayem, cuestionando su liderazgo y sugiriendo un cambio en la FIA.
Schumacher considera que la sanción a Verstappen fue excesiva, opinión compartida por muchos en el mundo de la Fórmula 1. La controversia sigue en aumento, con voces como la de Schumacher exigiendo una reconsideración de las políticas de la FIA para evitar injusticias hacia los pilotos.