Mientras el coche eléctrico aún daba sus primeros pasos, la industria empezó a explorar otra vía: la pila de combustible de hidrógeno. Aunque esta tecnología no ha terminado de imponerse en el transporte urbano, tiene aplicaciones muy prometedoras en sectores industriales. Uno de los ejemplos más avanzados está en España: el submarino S-81 Isaac Peral, de la clase S-80 Plus, integra una solución única en el mundo, con su propia fábrica de hidrógeno a bordo.
En un submarino, el sistema de propulsión define cuántos días puede operar bajo el mar sin necesidad de emerger. Existen tres tipos principales. Diésel-eléctrico, el más económico, pero limitado. Requiere usar el snorkel cada pocos días para recargar las baterías, lo que compromete la discreción. Nuclear: el más caro y complejo. Puede permanecer sumergido durante meses (el submarino francés Barracuda alcanza hasta 270 días), pero es tecnología reservada a muy pocas potencias. Y, por último, el AIP (Propulsión Independiente del Aire): una solución intermedia. Utiliza pilas de combustible para generar electricidad sin necesidad de oxígeno atmosférico, lo que permite operar 20 o más días sumergido en completo silencio.
La mayoría de submarinos AIP, como los alemanes U-212, los suecos Gotland o los japoneses Sōryū, utilizan hidrógeno almacenado para alimentar sus pilas de combustible. Esto implica ciertos riesgos logísticos y de seguridad. Aquí es donde el S-81 Isaac Peral, desarrollado por Navantia para la Armada Española, marca la diferencia.
Su sistema BEST AIP (Bio-Ethanol Stealth Technology) convierte bioetanol en hidrógeno a través de un reformador químico. Ese hidrógeno se mezcla con oxígeno líquido almacenado a bordo para generar electricidad mediante pilas de combustible. Esta electricidad alimenta el motor y recarga las baterías sin necesidad de subir a superficie.
A diferencia de otros submarinos, el S-81 no necesita almacenar hidrógeno, sino que lo genera en tiempo real durante la navegación sumergida. Esto supone una ventaja decisiva en misiones de sigilo y larga duración.
El S-81 Isaac Peral es el primero de la nueva clase S-80 Plus de submarinos diésel-eléctricos de la Armada Española. Tiene 81 metros de eslora, 11,6 m de manga y 6,3 m de calado, con un desplazamiento en inmersión cercano a 3.000 toneladas. Su motor eléctrico principal de 3.500 kW y tres generadores diésel de 1.100 kW cada uno permiten alcanzar unos 19 nudos sumergido (10 nudos en superficie). La autonomía total del buque ronda los 50 días con la combinación de diésel y baterías. Sin embargo, un rasgo clave es su nueva propulsión AIP: gracias a ello puede permanecer sumergido más de 20 días seguidos sin emerger.
En cuanto al armamento, el Isaac Peral porta seis tubos lanzatorpedos de 533 mm con misiles y torpedos. Cuenta con un avanzado sistema de combate con tecnología Lockheed Martin que incorpora misiles tácticos de crucero para atacar objetivos terrestres. Su dotación y sensores permiten misiones de vigilancia, reconocimiento y ataque submarino o de superficie. En conjunto, estas características técnicas (gran volumen interno, gran capacidad de baterías y propulsión AIP) sitúan al S-81 entre los submarinos convencionales más avanzados del mundo.
El sistema AIP (propulsión independiente del aire) BEST (Bio-Ethanol Stealth Technology) es la gran innovación del S-81. A diferencia de otros submarinos, el S-81 no almacena hidrógeno; lo produce a bordo a partir de bioetanol. Un procesador de bioetanol (SPB) convierte este combustible renovable en hidrógeno puro, que alimenta un paquete de pilas de combustible. Estas pilas generan electricidad usando el hidrógeno y oxígeno (almacenado en tanques criogénicos), recargando las baterías mientras el submarino está sumergido. El sistema incluye módulos auxiliares: el SPB (reformador), el SPC (pilas de combustible), un sistema de adecuación de potencia (SAP) y un sistema de eliminación de CO₂ (SecO₂).
Este proceso produce principalmente CO₂ y agua, que se expulsan al mar en forma de agua carbonatada. Al hacerlo a profundidad, esos gases disueltos no incrementan la firma acústica ni térmica del submarino. Además, evita el peligro de transportar hidrógeno comprimido o líquido. Como explica el comandante Manuel Corral, “ningún otro país ni otro submarino dispone de este sistema de producir hidrógeno a bordo”. El AIP español extiende la autonomía sumergida a unas 3 semanas continuas (casi 20–28 días), frente a sólo días con un sumergible convencional. Según el Ministerio de Defensa, permitirá reducir drásticamente la necesidad de emerger o usar el snorkel, minimizando así la detección enemiga.
El sistema BEST ha sido desarrollado por Navantia y Abengoa, tomando la tecnología Hynergreen de procesado de etanol adquirida a la Universidad de Buenos Aires. Abengoa se encarga del diseño, fabricación y validación del reformador y la integración de las pilas de combustible. Por ahora, el S-81 fue entregado sin este equipo instalado; se prevé completar su instalación en la primera gran parada técnica del submarino (2029-2030). Mientras tanto, el submarino opera con sus motores diésel y baterías tradicionales.
El AIP-BEST del S-81 ofrece varias ventajas clave:
Tabla 1. Comparativa de características entre el S-81 y otros submarinos AIP (datos técnicos y autonomía sumergida). Cada sistema AIP busca prolongar la inmersión continua, pero el español es único por su enfoque de generación in situ de hidrógeno.
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España tiene uno de los 'vehículos' de hidrógeno más avanzados del mundo, capaz de fabricar su propio combustible
