Oscar Piastri ganó su segunda carrera en la Fórmula Uno. El australiano, que debutó el año pasado, confirmó en las calles de Bakú que está en la Máxima Categoría para ser algo más que el compañero de Lando Norris. Y en Woking, puertas adentro, nuevamente pone en un dilema a McLaren.
El Gran Premio de Azerbaiyán estuvo lejos de ser una carrera monótona, algo que nos acostumbró la ex república soviética. De principio a fin, los aficionados siguieron una lucha mano a mano entre el piloto de 23 años y Charles Leclerc (Ferrari).
El monegasco tenía la ventaja de ser el poleman. Por cuarta vez salía desde la posición de privilegio en este circuito. Su mayor motivación era cortar el maleficio de no poder transformar la pole en victoria. Sin embargo, el nacido en Melbourne, le haría la vida imposible.
La partida fue prolija. Ambos salieron muy bien, sin ceder un ápice al resto. Los sobresaltos ocurrían desde la P3 hacia atrás. Sergio Pérez (Red Bull) le ganaba el interno a Carlos Sainz (Ferrari) en la curva 2 y se colocaba tercero. En el medio, Lance Stroll peleaba por la P13 con Yuki Tsunoda. Al llegar a la curva 4, el canadiense, por enésima vez, cometía el error de lanzarse por el interno contra un rival que le ganó la posición. El Aston Martín golpeó el lateral derecho del RB del japonés haciendo un hoyo en el pontón. Con el auto malherido, fue milagroso que Tsunoda se mantuviera 15 vueltas antes de abandonar.
Los vaivenes del medio campo no desviaron la atención sobre los punteros. Leclerc no podía desacoplarse de un Piastri que lo tenía en la mira con el DRS. Salvo para gestionar neumático, el McLaren se mantuvo pegado a la Ferrari. Aun así, el monegasco estaba firme y controlaba la carrera.
La administración del neumático medio, con el que largaron los del lote de punta, fue óptimo y dentro de los parámetros que intuían en Pirelli. Solo hubo una excepción: Franco Colapinto.
El argentino de Williams estaba a la caza de Fernando Alonso (Aston Martin) por la séptima posición. El equipo de Grove lanzó un undercut llamando al novato a boxes en la décima vuelta (cuatro antes de la ventana para un solo pit stop). Los de Silverstone neutralizaron la jugada adelantando el ingreso del español en el siguiente giro. Williams, en su ceguera de sumar con los dos pilotos, expuso innecesariamente una posición puntuable.
No eran los únicos que cometían errores. En la vuelta 19, cuando gestionaba en exceso los neumáticos duros con los que tenía que llegar hasta el final, Leclerc se descuidó. Piastri atacó con DRS en la recta principal despojándolo del liderazgo. Herido en su orgullo, y con el fantasma de hacer poles en Bakú y no ganar, presionó al australiano para recuperar el liderazgo.
Piastri realizó una masterclass de cómo dominar una carrera bajo el asedio. Las 32 vueltas restantes fueron una exhibición de cómo sacar ventaja de cada curva para cerrar los huecos. Leclerc no podía colar el coche por ningún lado. El de Melbourne lo tenía bajo control y dominaba la psiquis de su perseguidor.
Con su compañero construyendo una victoria, Lando Norris solo tenía como objetivo llegar por delante de Max Vesrtappen. El holandés sufría en la sexta posición con un Red Bull que era la contracara al de Pérez. El líder del campeonato reportaba problemas con los frenos y le costaba girar en las curvas de 90 grados.
El sufrimiento de Verstappen era la única oportunidad del británico para reducir daños. Norris tenía que irse de Azerbaiyán con un par de puntos más en la lucha por el título. Con neumáticos frescos y un coche ampliamente superior dejó atrás a Max.
Pero la adrenalina final se la guardaron Charles Leclerc, Sergio Pérez y Carlos Sainz. A falta de tres vueltas el monegasco perdió terreno con Piastri. Sus gomas comenzaban a caer y Checo, en la tercera posición, vio la posibilidad del sorpasso.
El mexicano intentó ganar el exterior en la primera curva. Leclerc, ya sin adherencia, pudo salir con mejor tracción y mantenerse segundo. El Red Bull quedó desacomodado y Sainz le ganó el interno. Lejos de rendirse, Pérez se puso a la par del español -que mantuvo su trayectoria- y un leve movimiento del tapatío tocó el neumático trasero izquierdo de la Ferrari. Ambos terminaron contra el muro.
El incidente benefició a varios pilotos. La neutralización con Virtual Safety Car cerró la victoria de Piastri y el segundo lugar para el sufrido Leclerc. George Russell, por obra y gracia del choque, subió al podio como tercero.
Además del británico de Mercedes, su compañero Lewis Hamilton y Oliver Bearman (Haas) ingresaron a la zona de puntos. ¿Algo más? Alonso, Albon y Colapinto ganaron un puesto en el clasificador y sumaron más unidades para sus equipos: ocho para Aston Martin y diez para Williams -una cosecha que era imposible con Logan Sargeant-.
Luego de dos horas de investigación, los comisarios encuadraron el choque como incidente de carrera. Los oficilaes explicaron que Sainz nunca cambió la trayectoria y ganó la posición limpiamente. Pérez, según la FIA, podía evitar el contacto al tener mejor campo visual que el español; pero remarcaron que fue muy ajustada la maniobra. Ambos quedaron eximidos de responsabilidad.
La absolución de Pérez no trajo alivio a Red Bull. McLaren logró lo que no pudo en Monza: arrebatarle el primer lugar en Constructores. Después de dos años y medio el equipo de Milton Keynes perdió el liderazgo. Woking asestó un duro golpe y le queda volcar toda la estructura en Norris para hacerlo campeón -achicó la diferencia con Verstappen a 59 puntos con 180 en juego-.
Pero el líder del campeonato respira aliviado con la estrategia de reducción de daños. Pese a los problemas con el coche logra administrar la ventaja. Además, Verstappen apuesta a que las malas decisiones de McLaren, los traspiés de Norris y un Piastri cada vez más fuerte, podrían jugar a su favor para retener la corona. Restan seis rondas.
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