El Grupo Volkswagen enfrenta una profunda crisis debido a la competencia de fabricantes chinos, lo que representa un gran desafío para la industria automotriz europea. Ante la posibilidad de cerrar hasta tres fábricas en Alemania, incluida la planta de Audi en Bruselas, se alcanzó un acuerdo con los sindicatos que evitó los cierres pero implicó recortes de hasta 35,000 empleos para 2030.
Como parte de este acuerdo, se acordó poner a la venta la fábrica de Osnabrück y reutilizar la planta de Dresde para otras actividades. Se ha filtrado el interés de fabricantes chinos en adquirir las plantas del Grupo Volkswagen en Alemania, en un intento por evitar aranceles de la Unión Europea y producir sus coches en suelo europeo.
El CEO del Grupo, Oliver Blume, ha confirmado que se están negociando posibles acuerdos con fabricantes chinos, principalmente con socios en China con los que tienen estrechas alianzas. Volkswagen mantiene empresas conjuntas con diferentes fabricantes chinos, pero ninguno de ellos cuenta con plantas de producción en Europa.
La venta de las fábricas a fabricantes chinos podría resultar más económica que cerrarlas, según fuentes del sector bancario. Se estima que cada planta podría venderse por entre 100 y 300 millones de euros. Los representantes sindicales han expresado disposición a trabajar con socios chinos, siempre y cuando los vehículos producidos cumplan con los estándares de calidad de Volkswagen.