Esta es la razón por la que Renault pide más tiempo para la desaparición de los motores de combustión

La desaceleración en las ventas de automóviles eléctricos en 2024 no ha pasado desapercibida porque ha afectado, prácticamente, a casi todos los mercados desarrollados del mundo. Un fenómeno que se debe en parte a un aumento de los tipos de interés y a una reducción de coches 100% eléctricos por parte de los compradores, que ven que la tecnología híbrida puede satisfacer sus necesidades sin necesidad de hacer un cambio tan radical de tecnología, a pesar de los altos precios del combustible.
Esta situación ha vuelto a poner sobre mesa la hoja de ruta europea que prevé la eliminación total de los motores de combustión interna en 2035. Unas dudas que algunos fabricantes ya han expresado con anterioridad, que incluso ya han provocado pequeños cambios en sus estrategias y que comparte el CEO de Renault.
Luca de Meo ha expresado su opinión en una entrevista a Les Echos. El dirigente cree que se requiere una mayor flexibilidad en el calendario que finalizará con la eliminación de motores térmicos. «Espero que la prohibición se aplique un poco más tarde, porque creo que no podremos hacerlo sin dañar toda la industria y la cadena de valor de la automoción europea”, afirmó.
De Meo recordó que Renault había defendido 2040 en lugar de 2035 como fecha tope para esta transición, pensando sobre todo en permitirle más tiempo a la tecnología híbrida enchufable. Aunque Renault ha mostrado claramente su apuesta por los vehículos totalmente eléctricos, De Meo subraya que retrasar el calendario no implica abandonar la transición eléctrica, que considera un «progreso». Además, enfatizó la importancia de no desperdiciar los miles de millones de euros invertidos en esta transición.
Pero no solo es la desfavorable situación actual la que lleva al Grupo Renault a pedir un retraso en la eliminación de los motores térmicos ni alargar la vida de los coches propulsados por tecnologías híbridas enchufables. En parte, también está tratando de aliviar el desafío que la transición supone para Dacia.
Aunque la marca matriz, Renault, está bien posicionado para la transición eléctrica, con una gama bien construida que abarca todos los segmentos del mercado, con precios competitivos, autonomías suficientes e incluso diferentes tecnologías de transición (híbridas e híbridas enchufables), Dacia, una marca que es clave para el grupo francés, se enfrenta a más dificultades.
El hándicap de la marca rumana está en el precio y en ofrecer, en 10 años, vehículos eléctricos asequibles y versátiles, que sigan el camino marcado por el Duster, el Sandero o el Jogger, incluso con la tendencia actual de reducción del precio del litio.
La ecuación que tiene Renault sobre la mesa es compleja, y las incógnitas con muchas para encontrar una única solución. Ninguna marca tradicional puede vender vehículos eléctricos a bajo coste sin sacrificar una parte de esa ecuación. En este caso, son los fabricantes chinos, subsidiados o no, que controlan buena parte del mercado de las baterías y de los materiales que las componen, los que llevan ventaja.
Con una rentabilidad actual superior al 10%, Dacia es fundamental para el grupo francés y no es el momento de plantearse modificar su ADN en la próxima década.
Redactor y probador especializado en vehículos eléctricos y movilidad sostenible. Escribe en Híbridos y Eléctricos desde 2017. Es ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid y Técnico especialista en vehículos híbridos y eléctricos por la SEAS. Ha trabajado en medios como Movilidad Eléctrica y Km77.
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