La asistencia a la primera presentación conjunta de la Fórmula 1 para 2025 era obligatoria para los equipos. Algunos acudieron de buen grado, pero otros no tanto.
El tiempo apremiaba, así que cada equipo tuvo sólo siete minutos para mostrarse al mundo. ¿Cómo lo hicieron? Aquí está nuestra clasificación de cada presentación por orden de peor a mejor.
Mercedes F1 W16
Foto: Getty Images
Mucho después de que el hielo seco chisporroteara y se dispersara -como si la máquina de humo, al igual que Mercedes, no se molestase demasiado- un lúgubre ambiente de “¿tenemos que hacerlo?” invadió el O2 Arena de Londres.
Un “reel” totalmente convencional presagiaba la entrada del coche del año pasado con lo que parecían también los colores del curso pasado, un hecho enfatizado por un monoplaza que se tambaleaba a lo largo de la pasarela y giraba como si estuviera subido encima de un Roomba gigante.
El desaparecido destello rojo de INEOS del aro antivuelco podría haber sido una fuente de intriga, dados los recientes rumores de cisma entre los accionistas. Pero, a juzgar por el constante éxodo de gente escaleras arriba en el escenario, se llegó ese típico momento de un concierto en el que el cantante anuncia “una canción de nuestro nuevo álbum” y todo el mundo se va al bar a pedir algo.
Puntos extra para George Russell por intentar ser gracioso en lugar de repetir las típicas bromitas de los pilotos de carreras en la insípida entrevista en el escenario pero, a esas alturas de la noche, ya estaba todo hecho.
Alpine A525
Foto: Getty Images
El tipo sentado a mi lado y compañero de Autosport, Mark Mann-Bryans, nos dio las buenas noches antes de que se apagaran las luces para recibir a Alpine. Quizás había tenido una premonición.
El equipo subcontrató la mayor parte de sus siete minutos al compositor Brian Tyler, que aparecía como su alter ego DJ Are We Dreaming, por lo que tampoco se implicaron mucho.
Un montaje en forma de vídeo, afortunadamente corto, fue un breve guiño a la autocrítica.
Cuando el jefe del equipo, Oliver Oakes, y los pilotos Pierre Gasly y Jack Doohan aparecieron en escena, la farsa ya había durado unos seis minutos y medio. De hecho, Oakes dio la impresión de ser un hombre que estaba deseoso de acabar con todo para irse a su casa, respondiendo con tanta ligereza a una de las preguntas del presentador Lawrence Barretto que el pobre se quedó tambaleándose.
Tampoco se mencionó al elefante de la sala, Franco Colapinto. Dada la tecnología de efectos especiales que tenía el equipo de producción, habría sido una simplicidad tener una imagen fantasmal del “piloto reserva” de Alpine sobre el hombro de Doohan, como un espectro de Shakespeare en el banquete.
Oliver Bearman, Haas F1 Team, Esteban, Haas F1 Team, Ayao Komatsu, Team Principal, Haas F1 Team
Foto: Getty Images
El de Haas F1 Team fue un esfuerzo serio pero profesional, claramente influenciado por la WWE, pero al que le faltó un movimiento final. El vídeo de entrada, con una evocadora voz en off, era lo bastante ingenioso, pero se ceñía a una plantilla que ya resultaba muy familiar.
El jefe del equipo, Ayao Komatsu, se contentó con dejar hablar a sus pilotos, una estrategia que sus compañeros habrían hecho bien en imitar. Del mismo modo, el coche giraba sobre sí mismo más o menos como el Mercedes, pero al menos tenía sentido, ya que los estadounidenses no calcaron exactamente su decoración anterior.
Aun así, el elemento más interesante del monoplaza americano era la presencia de más pintura blanca. Quizás Esteban Ocon debería haber hecho honor a su reputación y haberle hecho una llave a Oliver Bearman, o haberle dado un calzón chino.
Sauber C45
Foto: Getty Images
Dada la poco envidiable tarea de inaugurar el evento, el equipo con el nombre más difícil de pronunciar en la F1 salió al escenario con tanto ímpetu como pudo. Es cierto que era la primera vez que el público veía la gigantesca pantalla que sobrevolaba la “pasarela”, pero la escudería suiza que actualmente se denomina ‘Stake F1 Team Kick Sauber’ hizo que con poco llegaran muy lejos.
Los augurios iniciales no fueron buenos, ya que a una música atronadora y portentosa le acompañaron algunos mensajes en la pantalla del tipo “No se trata de la temporada pasada”, “Estamos unidos” y “Preparados para esforzarnos más”. Una extraña sensación sólo se vio mitigada por la voz en off, que parecía canalizar el espíritu de Vincent Price al principio de Thriller, de Michael Jackson.
El coche mula de Sauber para 2025 llegó al escenario flanqueado por instrumentos de percusión con baquetas verdes y luminosas, un toque creativo a falta de un vídeo triunfal. La energía se desvaneció rápidamente cuando el personal del escenario empezó a hablar.
Carlos Sainz, Williams, James Vowles, director del equipo Williams Racing, Alex Albon, Williams
Foto: Getty Images
“Greenwich, soy James”.
Unos peculiares siete minutos divididos en dos mitades comenzaron con un vídeo que repasaba la historia de la escudería, pero sin mucho sentido de la caridad, como si la voz en off fuera interpretada por un simple artista a sueldo. Sin embargo, aparecieron los inconfundibles tonos del propio Sir Frank Williams, describiendo perfectamente la filosofía del equipo que creó: correr.
Hubo un corte y de repente… “Eso era antes. Esto es ahora”, decían los subtítulos de la pantalla en medio de muchos subgraves. Una afirmación bastante sencilla.
Lo más llamativo fue ver al jefe de equipo, James Vowles, ocupando el centro del escenario y siendo el centro de la atención, presentándose tanto a sí mismo como a sus pilotos.
“Me habéis conocido”, dijo Vowles a la multitud, demostrando que, aunque domina la estrategia empresarial, las reglas que rigen el pronombre personal reflexivo siguen por descubrir.
Afortunadamente, los pilotos brillaron -hubo mucho cariño hacia Carlos Sainz-, pero acabar su aparición con el jefe del equipo tomándose un selfie tampoco fue la mejor idea en pleno 2025.
Christian Horner, director del equipo Red Bull Racing
Foto: Getty Images
El hecho de que Christian Horner se presentara en la pasarela en solitario no representaba ninguna novedad en el contexto de una velada en la que su homólogo de Williams ya había hecho lo propio. Probablemente no esperaba que su música – Start Me Up de los Rolling Stones – fuera ensordecida por los abucheos maleducados de algunos aficionados, pero así es la naturaleza del fanatismo tóxico, incluso en la comunidad VIP, que parecía constituir gran parte de la demografía de la noche.
Ante una provocación similar, Christian aguantó el tipo. Esa canción, explicó, era una de las favoritas del difunto Dietrich Mateschitz, arquitecto y creador del imperio Red Bull Racing.
Con esa única y exquisita floritura pasivo-agresiva, se hizo un silencio embarazoso en el estadio.
Así se preparó el escenario para dar entrada al vídeo de mayor presupuesto de la noche. No se trataba de un aburrido montaje de imágenes de carreras: era, según explicó Horner, “una celebración de la cultura del automóvil”. Antes de la velada, se había hablado de la cantidad gastada en la producción, pero Motorsport.com no puede repetirlo por miedo a la excomunión.
La trama de la película se describe mejor cuando un grupo de “influencers” siguieron a los pilotos de Red Bull y a la entrada de su nuevo coche en el escenario de Londres.
Además, afortunadamente, no hubo ninguna declaración de sus pilotos, en gran parte, entendemos, porque Max Verstappen odiaba el evento y si hubiese sido por él, se habría quedado en su casa o haciendo cualquier otra cosa, como pilotar en su simulador.
A pesar de los aspectos negativos, colocamos a Red Bull en el top 5 porque esto se sintió como un yin de alto presupuesto tras el yang de Mercedes.
Lewis Hamilton, Ferrari, Frederic Vasseur, director del equipo y director general, Scuderia Ferrari, Charles Leclerc, Ferrari
Foto: Getty Images
Otro esfuerzo un poco improvisado. El vídeo pregrabado se basó en gran medida en Enzo Ferrari, lo cual fue agradable para los puristas de la sala, y las representaciones gráficas de los coches históricos en lugar de imágenes de carreras antiguas mostraron que alguien había pasado más de cinco minutos pensando en cómo debía ser su presentación.
En última instancia, no se puede discutir con un equipo que ha formado parte del Gran Circo desde su segunda carrera de la historia, sobre todo porque presenta al hombre más popular que subió al escenario en toda la noche.
Lewis Hamilton recibió la mayor ovación de la noche, mientras que Charles Leclerc se encogió de hombros mientras Fred Vasseur, director de la escudería de Maranello, tomó la inteligente opción de decir lo menos posible y centrar los focos en sus pilotos, quizá fue un intento para que nadie le hiciese ninguna pregunta sobre la fea franja blanca de HP en la parte trasera del SF-25.
Oscar Piastri, McLaren, Lando Norris, McLaren
Foto: Getty Images
La presentación de McLaren, con su apuesta a un formato de vídeo histórico seguido de entrevistas en el escenario, consiguió elevar el nivel a fuerza de sacar al escenario no sólo el “nuevo” coche, sino también una colección de anteriores monoplazas ganadores del campeonato, junto con su recientemente ganado trofeo de constructores.
Eso al menos compensó que la “nueva” decoración fuera prácticamente idéntica a la del año pasado.
Dejando a un lado a Martin Brundle, su presentación estuvo repleta de entrevistas, primero con los jefes Andrea Stella y Zak Brown, y después con los pilotos Lando Norris y Oscar Piastri. Sin embargo, a estas alturas de la noche, se había demostrado que el formato de entrevista succionaba todo el oxígeno de la sala, una sensación que resultaba aún más inquietante cuando los ruidos subgraves aleatorios de fondo interrumpían la charla, como si algún ser sobrenatural de una novela intentara atravesar la barrera entre los dos mundos.
O tal vez los asistentes al evento sólo se estaban quejando de los precios del bar.
Isack Hadjar, RB F1 Team, Yuki Tsunoda, RB F1 Team, Racing Bulls VCARB 02
Foto de: Red Bull Content Pool
La decoración de Racing Bulls fue la más creativa y novedosa, lo que provocó una extraña polarización en la sala, a la que no ayudó el hecho de que el equipo de producción no pusiera el vídeo en las pantallas grandes hasta que ya había empezado. El cómico Munya Chawawa tiene 1,7 millones de seguidores en TikTok pero, a juzgar por su discreta acogida, no había muchos de ellos en el O2.
El tono de la velada había sido inusualmente irreverente para la F1, pero quizá este momento -Chawawa interpretando un vox pop cómico que se ríe autorreferencialmente de los aparentemente constantes cambios de identidad del equipo- agotó el apetito del público. Algunas de sus mejores ocurrencias tuvieron que dar vueltas y vueltas antes de aterrizar.
“La Fórmula 1 necesita mucha más diversión”, dijo el director ejecutivo Peter Bayer, antes de empezar a hablar. Deberían haberle dejado en Faenza y haber hecho el vídeo un minuto más largo.
Aston Martin Racing AMR25
Foto: Getty Images
Las luces del estadio se apagaron, los reflectores se arremolinaron y el sonido de las sirenas de la policía se escuchó en la distancia. ¿Le habían robado la cartera a Lawrence Stroll?
No nos sorprendería que la producción de la presentación de Aston Martin Racing costara tanto como la de Red Bull, pero lo que diferenció a ambos fue la creatividad vertida en la puesta en escena de los de Silverstone. Fue un auténtico vómito de ideas, en el buen sentido.
¿James Bond? Por supuesto. ¿Recreaciones de dibujos animados de la subida a la colina de Aston? Hágalo. ¿Le Mans? Hazlo, ya nos preocuparemos de si cabe en siete minutos más tarde.
Una puesta en escena que requirió que Fernando Alonso y Lance Stroll aparecieran entre el público con trajes de diseñador, antes cambiarse rápidamente para salir a la pasarela con su mono de carreras, simplemente demostraron más ambición que nadie en toda la noche.
En este artículo
Stuart Codling
Fórmula 1
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